martes, 6 de octubre de 2009

Tino y Maria


La adolescencia de Maria transcurrió acunada por las dulces melodías de su grupo preferido, aquel que desde 1979 hasta 1985 hacia delirar a Ibero América, pero especialmente al publico de Argentina. Los Parchis, se llamaban.De todos sus integrantes había uno que despertó extrañas mariposas en el corazón de Maria. El joven en cuestión era Constantino Fernández Fernández, voz solista del grupo. A esa edad las cosas se perciben especiales, parecía que “Tino” solo cantaba las canciones para Maria. Desde un póster tomado de una revista, la sonrisa de ídolo español acompañaba a Maria en sus noches de ensoñación.Pronto Maria creció, alcanzo la mayoría de edad y luego de trabajar y ahorrar pudo cumplir su sueño de viajar. España estaba en su destino, y no solo la de los museos y la de su postales maravillosas, también aquella España que era la patria de Tino.
¿Adonde va la nena?...preguntaba el padre de Maria a la madre...
El aeropuerto de Barajas fue para Maria más impresionante que DisneyWorld. Sus ojos no podían contener tanta emoción. Mientras lidiaba con sus valijas imaginaba un encuentro soñado por años. En uno de sus bolsillos, como una mágica formula secreta, se cobijaba un papel con un número precioso. Un número donde estaban depositadas tantas ilusiones y donde podría guardar, si fuera necesario, algunas decepciones.
¿Que suerte le depararía ese bendito numero?
Maria empujo las valijas y estrujo en su bolsillo aquel papelito.
El numero de teléfono de…Tino.
Fue fácil conseguir un albergue de estudiantes, dar unas vueltitas por Madrid , pero no lo fue aguantar la excitación…que pasaría Dios…Tino…¿le contestaría?, ¿seria realmente ese su numero?
De cómo Maria consiguió ese número, poco sabemos, lo que aseguramos es que de todas sus posesiones esta era la más importante.Un teléfono público de una avenida cuyo nombre no reparó la contuvo mientras marcaba el numerito.Y el teléfono sonó y entonces… alguien atendió.
-Sra. vengo de Buenos Aires…quería ver (la voz le temblaba)si habría posibilidad de conversar con….Del otro lado una persona escuchaba atentadamente tan delirante llamado. Esa persona era la mama de Tino.
-¡Claro!...a el le va a gustar conocerte, ahora no esta en Madrid, pero viene el fin de semana y entonces seguramente el tendrá mucha alegría de verte.
Maria casi se muere después de esa frase. Dejó el teléfono, caminó lento por esa callecita y sintió que su estomago hervía, la cabeza le daba vueltas y el corazón amenazaba con explotar al dar el giro en la esquina.
Un llamado más la siguió alejando de la realidad.No podia estar pasando.
El fin de semana Tino personalmente le levanto el teléfono y luego de demostrar una insólita alegría la cito en un bar…
-¿No te molesta que vaya con alguien, no?
-Nooo, contestó Maria. Podría venir con una banda de hinchas del Real Madrid que a Maria eso poco le importaba. Ya era suficiente con haber hablado telefónicamente con su amor adolescente y si la cita no se concretaba, ya con eso tendría para recordarlo toda la vida.
Pero la cita no falló. Se encontraron en un bar, Maria, Tino y Eva su agradable novia.Bebieron, Maria apenas pudo pasar una Coca, y hablaron muchísimo. El le contó del éxito de Argentina, el país donde mejor les fue, de Mar del Plata, donde por primera vez Tino había probado la marihuana, de Córdoba y de tantas cosas que no alcanzo un solo bar y tuvieron que irse a otro, para seguir una increíble charla donde la ilusión por fin había tomado cuerpo en una persona amable, con mucho para contar y escuchar de aquella fan que desde Argentina había venido a visitarlo.Ya hacia años que los Parchis se habían disuelto y cada uno de ellos tenia otra actividad. El Tino que Maria encontró era un Tino lleno de imágenes fragmentadas, con una vida que fue una carrera de Formula 1 donde todo pasaba a una velocidad que hacia que los recuerdos a veces fueran inquietos. Tino casi no tenía fotos o filmaciones de su carrera, de tan apresurado que había sido su éxito. Y a Maria eso no le preocupaba, ella como buena fan tenia todo.A la hora de la foto de despedida, un Tino muy caballero, posó junto a una satisfecha Maria para una foto eterna. Eva, la novia de Tino los insto a que por lo menos se tomen de la cintura...
Coño!, pásale el brazo, por lo menos..Un clik y la historia de Maria y Tino se volvió inolvidable.
Años después Maria ya en Buenos Aires se enteró que Tino había tenido un grave accidente de transito y había perdido un brazo.
Se sintió triste, miró la foto.
Pero en su corazón y en esa foto, nada cambiaria.

5 comentarios:

Sol dijo...

Uy, cómo moría yo por Los Parchis también! Sobre todo por la ficha blanca... tan lindo. :) Qué envidiable suerte la de María de haber conocido a su ídolo juvenil.

Un abrazo Fabi. En un momento agarro mi auto y me voy a LA por unos días. No, no a visitar a MIckey Mouse que me importa un bledo, si no a ver a una muy buena amiga que no veo hace unos meses, y de paso, a ver la sinfónica de Star Wars.

Nos vemos!

Manco Cretino dijo...

mmm... ni te preguntes por qué, pero he leido todo este post.
Jamás me gustaron Los Parchís, de niño vi fragmentos de alguna película argentina con ellos como protagonistas y no soporté mucho más que eso.
Pero esta pequeña historia me llevó de la mano de esta muchacha hasta Madrid, en todo momento me interesó su resolución.
Viajando... Manco Cretino

dulce dijo...

A mi no me gustó Parchís. Pero sé lo q son los amores imposibles y las estrellas inalcanzables. Vaya q suerte de María. Muchas, muchísimas mujeres quisieras tener la fortuna de al menos escuchar una voz grave al otro lado del auricular. Una joya este escrito. Me encantó.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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