El hombre yace a los pies de la cama. Todo estirado con las manos en cruz y los ojos abiertos a una nueva oscuridad.
La muerte te espera en cualquier lugar, sin embargo el parece haberla esperado al costado de su cama.
Vestido, perfumado y limpio.
La casa sin embargo era un desorden. La mano del hombre lo hacía posible. La mano de una mujer hacía años que no entraba por allí, porque ya sabemos que cuando entra vuelve la casa distinta. Brilla, huele bien, respira como lo haría una mujer... La casa de este hombre, solo desde hace muchos años, es un caos. Huele mal. Y no es a causa de sus intestinos necrosados. Su muerte solo le agrega un desorden mas al asunto.
Nada interesante ocurría en esa casa. Y esto fue lo mas emocionante que ocurrió en ese dormitorio en años.
Hacía meses que había perdido la costumbre de vivir. Ya no solía esperar a Martha desde su ventanita del baño, subido en las puntas de los pies. El ángulo perfecto al patio de la vecina le permitía espiarla cuando ella, en corpiño y una trusa deshilachada, se estiraba para colgar la ropa en la soga de su patio.
Ya no habría mas frágiles erecciones ante la visión de una ama de casa tan sola como él.
¿Porqué jamás se le ocurrió acercarse para algo mas que comentarle el aumento del churrasco? Pero ya era tarde. Una mueca tonta redondeaba su cara avejentada por mil rayas profundas de tristezas repetidas.
Había que cerciorarse si estaba muerto.
Los 4 policías que llegan a la casa no son los 4 fantásticos, son unos idiotas.
Lo zamarrean un poquito y lo llaman, tal vez lo crean dormido o borracho. Necesitan cerciorarse, no vaya a ser que cuando revisen los cajones, y se lleven lo que sea antes de que venga el fiscal, el cadáver se despierte. Ya había pasado una vez y fue un kilombo.
El mas veterano tiene 15 años en la fuerza y apenas es un cabo 1º. Los otros son unos agentes malolientes a causa del calor y del chaleco antibalas. Comprueban que el tipo esta exactamente muerto y comienza la exploración. Será tranquila, el fiscal tardará un poco y el médico que viene en camino es de la policía. No hay de qué preocuparse.
Los cajones son meticulosamente dados vuelta. Pelos, pelusas, un viejo forro agrietado y unas medias rotas. Monedas, peines, una dentadura postiza y recibos de luz de Segba.
Carajo, nada interesante piensa Sotelo, cabo para siempre. ¿Pero donde tendrá la guita este hijo de puta…? La guita no aparece y ya pasaron mas de 15 minutos de allanar y hurgar.
De pronto Ruiz, agente raso y el mas pelotudo de todos, descubre una especie de tesoro.
-Muchachos, ¡mire lo que encontré!
Todos se sobresaltan.
Caruso, agente, pero no tan pelotudo como Ruiz, corre hacia la cocina desde donde viene la voz…¿¿qué encontraste…quee???
-Un pollo en el horno… ¡y parece caliente!
Hay un segundo de desconcierto. No saben si cagarlo a bastonazos o reírse. Antes de que reaccionen, Ruiz retira la fuente del horno y apoya al pollo, crocante y listo, sobre la mesa. Busca algunos platos, pone hacendosamente un mantelito y les dice:
-Comamos.
Cinco minutos después los 4 despedazan el pollito y se pelean por las patas. No hay mas que jugo en la heladera pero alcanzara para tragarlo, sabe algo amargo…
No hay mayonesa.
Unos minutos después casi no queda nada. De pronto la puerta se abre y aparece el comisario Ricardi, médico policial. El funcionario no puede creer lo que ve.
Los 4 desde la mesa y sin pararse lo saludan con un...
¡Que tal Comisario…!
Ricardi le parece estar viendo una película de Almodóvar, le gusta el cine, pero no dice nada. Entra al dormitorio donde el cadáver sigue igualito y procede a desvestirlo y revisarlo. Piensa en la cena policial que organizaron esos idiotas y no lo puede creer.
A la media hora sale del dormitorio con la cara transfigurada, pálido, y agitado….
Los improvisados comensales, agentes del orden público, armados, entrenados por el estado y pagados por todos nosotros y eructando, le preguntan…
-¿Y comisario,…de que murió el tipo….?
Ricardi se toma unos segundos, los mira fijamente a los cuatro y luego de congelar el aire en un suspiro dramático les dice:
-Murió envenenado.
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