Mariana.
Esa tarde en el bosque municipal la vi sola, contemplando un mapa. Tal vez buscando el sendero y hasta donde llegaría a través de el. Pase cerca de ella y note que intento sobre mi una mirada, algo rápida, sin mas intenciones que saber quienes andarían por ese bosque. Yo la mire mejor, me extraño que estuviera sola, pero hoy las cosas son así..
Nancy, Tito y yo teníamos un territorio de fantasías por delante. Imaginábamos escenas de cuentos infantiles que ocurrirían en ese bosque, ver a Caperucita en su combate final con el lobo, luchando por su vida, o los siete enanos buscando emboscar a cenicienta vaya a saber que que intenciones. O Jason, corriendo a los paseantes con la motosierra sin dientes que usa en las películas.. Y así llegamos a un lago...y nos sentamos en unos troncos a descansar.
Allí volvimos a ver a Mariana, ella, ya sin rodeos, se acerco directamente a nosotros a preguntarnos que había mas allá de ese lago, quería llegar a otro lago, el Escondido, y lo creía cercano...pero no era así. Le explicamos que de ir allí, debería volver caminando varios kilómetros hasta donde conseguir un colectivo que la devolviera a su hotel. Parecía decepcionada, pero eso no la desalentó a seguir conversando con nosotros, cada vez con mas confianza...lentamente...hasta que se sentó junto a nosotros sobre el pasto. Y allí se quedo.
Teníamos una compañera mas de viaje, una que andaba sola, que era abogada, que se había cansado de la ciudad y que deseaba mudarse a bariloche. Una compañera llena de dudas, las mismas que tuvimos cada uno de nosotros cuando decidimos radicarnos allí alguna vez, y en este grupo, dos de nosotros podríamos decirle que se siente llegar a un lugar bello, desconocido y a veces, solo a veces, poco amigable...
Mariana nos escuchaba con atención. Su decisión no era solo una estrategia laboral o ganas de vivir mejor...parecía que había algo mas...una necesidad de dejar a su familia y su trabajo, perder la soledad de las grandes ciudades, hacer amigos y ser feliz...Cuantas coincidencias..todos quisimos alguna vez cosas parecidas y que ocurrieran en ese paraíso.
Mariana nos preguntaba si eso...era posible.
Que responsabilidad...que respuesta seria la adecuada..? Aquella que incluye los pies en la tierra o aquella llena de idealismo?..
Creo que con Tito hicimos un mix de posibilidades...Una respuesta alentadora, una que le sirva para creer aun mas en sus proyectos.
Hablamos mucho, Mariana se fue acercando cada vez mas a Nancy que fue su confidente en esos 2 km que caminamos juntos, creo que no habria mejor persona en todo ese bosque que la escuchara con mas atención y calidez.
De pronto le dije...vamos a ir a un lugar que te va a encantar, nada sera igual en tu vida a partir de eso...venís con nosotros?
Y así terminamos en Bellevue, tomando un café, comiendo unas tortas, escuchándola y escuchándonos...formando un lazo efímero que un numero de whatapp de despedida no pudo consolidar..
Porque así son estas historias, breves, emotivas, contundentes...
que inician y se van..
Ojala sepamos algún día si Mariana pudo concretar su sueño de vivir en bariloche...
El mismo sueño que tuvimos nosotros tanto tiempo atrás...
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