Cuando éramos chicos todo se operaban de amígdalas. Al regreso de la intervención los privilegiados narraban unas anécdotas que nos hacían morir de envidia. Que habían llorado, que habían sentido miedo, no, de eso no hablaban. Solo de la cantidad de helados que habían tenido que tomar luego de la operación. Por aquellos años no teníamos idea cual era la propiedad terapéutica del helado en esos casos, pero los muy guachos nos hacían envidiar alardeando de las dosis gratuitas de helados servidas en el sanatorio. Sería cierto?
Con el tiempo creí que la frialdad de ese antiguo postre podría tener propiedades cicatrizantes, no se... ¿Para que carajo le daban helados?
Como sea, a la hora de aceptar la operación era un buen argumento para no protestar y acostarse solito en la mesa de operaciones.
Hoy los chicos ya no se operan de amígdalas. ¿Y porqué?
¿Es que acaso esos problemas ya no existen? Con que motivo los operaban, como convencían a las madres, es un misterio. A los chicos ya sabemos que con el helado.
Insisto, hoy nadie se opera de las amígdalas.
Otro curro interesante pero doloroso eran las plantillas para combatir el pie plano.
Malditos bastardos aquellos "profesionales", no había uno que te salvara de esos elementos de tortura. Eran marrones, duras, con protuberancias que nos obligaban a caminar como si estuviéramos recibiéndonos de fakir, a cambiar los zapatos por unos más grandes y a sufrir, sufrir...
Te hacían la paranoica. Úsalas nene, que se te van a deformar los pies...
Yo realmente las tiraba al carajo. No me las ponía. No me importaba si iba a quedar con los pies deformados para siempre, ya que ese parecía ser el resultado de ignorarlas. Y no me las puse, quedaron nuevitas, olvidadas por ahí. Hoy no tengo ninguna deformidad, camino varios Km. por día y nada me duele, no se me desvió la columna ni tengo dolores de ninguna clase. Y no veo gente deformada por el diagnostico de PIE PLANO, aquello por lo que intentaron obligarme a usar esas sádicas plantillas. Además hoy no conozco ningún chico que tenga que usarlas ni tampoco que se desprenda de sus amígdalas.
Y no hablemos de la apendicectomia. No conozco a nadie que se haya operado de apéndice en los últimos 25 años. Cuando tenia 18, nos operaban a todos, 3 en un mes y en el mismo policlinico.
Y saben porqué, porque el negocio se debe haber acabado. Hoy son otros los negocios. Te descubren hipertension y te la pintan de terror y te dan un remedio que vale 150 mangos cuando hay otros muy buenos a solo $40. O si es una cirujia te sugieren una prótesis importada, haciéndote dudar de la nacional y te dicen, no garantizo mi trabajo si no es una prótesis importada. Tiempo después el importador premiara al medico con el pasaje aereo a algún congreso lejano, así no es tan evidente y escandaloso el regalito. La extracción de amígdalas seguro que era una manera inocua de hacerse unos pesos a dividir entre cirujanos anestesistas y otros convidados con dudoso resultado. Hoy este tipo de operaciones innecesarias se siguen haciendo y se llaman cesáreas.
¿Saben cuantas madres se hacen cesáreas en hospitales públicos y cuantas en sanatorios privados?
Las de los hospitales públicos son bastante menos que la de los sanatorios. En los hospitales las cosas no son al pedo, se hace lo que es necesario, no hay recursos. En los sanatorios una cesárea dá de comer a varios, no hace daño, salvo esa horrible cicatriz, y se puede justificar fácilmente. Además la paga la prepaga y si no tenes la pagas vos. Es más, el efecto colateral de la cesárea lo arregla un cirujano plástico, y así sigue la cadena con mas guita para repartir.
Médico$...sus resultados se exponen al sol, sus errores los esconden bajo la tierra... dicen por ahi.
1 comentario:
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