Creo que estos
días son un buen momento para vengarme
de Papa Noel, ese gordito colorado y garka
que prometía mas que Menem. Ese que mantuvo durante años muchas complicidades con los mas importantes
integrantes de mi familia.
Cada navidad
parecía que mis padres eran sus voceros, los que le hacían la imagen y la prensa...
Hacé esto
porque papa Noel te está viendo, hacé lo otro porque si no jamás te traerá lo que pediste, no fajés a
tus hermanas porque a Papa Noel le
molesta y te deja sin regalo. Parece que mis padres era papanoelologos. Ellos
sabían claramente el pensamiento actual y vivo de Papa Noel. Tenían el manual
del usuario, el Know How . Y con eso me
presionaban. Una actitud delictiva, casi. Era rehén de los deseos de Papa Noel
a conveniencia de mis padres, quienes veían sosegar la fiera en base a una
temporada de amenazas navideñas.
Creo que por
eso mantuvieron tanto tiempo el mito vivo. Para controlarme.
Pero cuando cumplí 25, ya no pudieron mas.
Tuvieron que confesarme la verdad, porque los obligue a eso, indignado veía que
jamás se cumplían las promesas. Los regalos nunca fueron los pedidos y a medida
que pasaban los años mis exigencias crecían y los regalos declinaban cada vez
mas. No tenían relación lo pedido con lo recibido. Si a los 12 quería una ametralladora,
me venía una simple pistolita berreta que se rompía al tercer disparo y las
cebitas no explotaban. Si a los 18 quería un walkman, Papa Noel llegaba con ¡una radio AM de una pila! Si a los 20 pedí
la moto, un par de patines no era lo mismo. Estaba harto, algo estaba pasando,
algo no estaba bien. Había cumplido todos los requerimientos, sin chistar, sin
quejarme. Y entonces?
Pero a los
25 uno ya es un hombre y debe pedir respuestas.
Esta última
frase se las grite a mis padres en la mesa del patio, mientras terminaba de
tomar la leche con bay biscuit.
Me miraron
sorprendidos.....
-Ya es tiempo, hijo...de decirte algo...susurraron.
¿Qué? ¿Acaso
otro pretexto?... ¿Papa Noel no me trajo el Citroen 3CV que pedí porque tuvo
problemas de gestoría?
No me
bancaria ni un pretexto mas.
Se tomaron
de las manos y mirándome me dijeron con voz tenue.
-Papa Noel
no existe, siempre fuimos nosotros.
Los escuche un silencio. Los miraba
desvalidos, cabizbajos y rendidos. En esta parte de la historia Uds. creerán
que me emocione como nunca, o que reconocí el enorme esfuerzo que hicieron mis
padres durante 25 años para mantener encendido el mito, sus regalos siempre
inconvenientes a mis deseo que con tanto esfuerzo me compraban o tal vez, la lucha interna,
cruel y ética que mantuvieron en su interior
que les impedía decirme la verdad mucho antes.
-Yo no soy ningún
boludo les dije...yo imaginaba que eran ustedes...No existe la motorización a
reno...Si fuera así, los aviones los tendrían, los helicópteros seria tirados
por esos animales...los motores a reno, ¡no existen! Por eso me di cuenta.
Los odié.
Años de engaños, de sonreírle a juguetes que no pedía y escuchar...”si te
portas bien, el año que viene Papa Noel sí te va a traer lo que pediste”. Y al
año siguiente pasaba lo mismo, un par de medias...
Los odie,
quise matarlos, incendiarles ese pesebre de mierda que cada año armaban, talar
el árbol, electrocutarlos con las luces parpadeantes importadas de china.
Estrangularlos con el cable.
Pasaron 25
años de esta confesión. Hoy que tengo un sueldo sé que puedo vengarme de Papa
Noel y también de ellos. Algo intimo, una satisfacción durante años reprimida.
Hoy fui al
shopping y si bien ya no existe la pistola Paff que tiraba dardos de goma y que jamás me
llegó, me compre una que parece real y que impulsadas a aires tira pelotitas
verdes de plástico. Y acá estoy, desde el balcón, apuntándoles a la cabeza de
los vecinos y tratando de acertar. Y también mirando al cielo, no vaya a ser
que Papa Noel fuera cierto y me pierda la oportunidad de embocarle varios
tiros a él y a sus putos renos…
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