El tránsito de hoy está inmerso en un particular "autismo".
Uso esta palabra con el consentimiento de mi propia significación, o sea, lo que considero la permanencia dentro de un vehículo perdiendo contacto con el mundo exterior. Digo esto porque al ser una enfermedad, ya saltara alguna que conozco cuestionado el uso de la palabra.
El autismo en el transito refiere a la persona que no tiene conciencia de los demás, mantiene una actitud lindando con la psicopatía, no reconoce al otro, ni sus formas ni sus necesidades y en consecuencia actúa.
Por lo general ese autismo está relacionado de modo directamente proporcional a lo glamoroso del auto que conduce. Pero también existe un sector mas desposeído, cachivachesco, de automovilistas que también presentan esta disfunción. Ambos no se apuran en los semáforos, conducen por el carril rápido a 30 km, no ponen giros, estacionan en rampas y salidas de garajes, no encienden la luces cortas en rutas y varias actitudes similares y displicentes. En definitiva, el chupahuevismo al extremo para perjudicar al otro. En ambos casos hay una razón para conducirse así por la vida…
En el caso de los cachivachescos, los mas desposeídos y resentidos de su situación social, cualquier muestra de amabilidad que deban realizar, será vista por ellos mismos, como debilidad. Es decir, “no me vas a cagar, pasas solo si yo quiero” Está tan mancillado dentro de la sociedad, se siente tan frustrado en ese desvencijado auto modelo 76 que se cree el dueño de un reino a carburador. Jamás cederá, ya ha cedido mucho en la vida, el resentimiento hacia quien el considera que le fue mejor, e injustamente, guiara sus actitudes. Un garca, sin duda, pero desafortunado de la vida. Y acusando al resto de su destino.
En cambio, el dueño del auto alta gama, será tan choto como el otro caso, tan garca y turro, tan sorete, que ostentara la misma o tal vez actitudes aun peores. Y no lo hará por resentido, sino porque su enorme inclusión en todos los ámbitos de la sociedad lo hará creerse dueño de ella y que todos los que excedan los límites de su auto, están a su servicio, son sus esclavos y el es el amo supremo. Como se legitima esto…con su cuenta bancaria, sus brillos y el gato de cualquier edad que lleva a su lado.
Asi son estos dos especímenes nefastos que surcan nuestras calles, habrá que cuidarse de ellos.
Próximamente comentaremos sobre la relación entre el eyaculador precoz y el que te toca bocina en el semáforo cuando aun la luz no se puso en verde.
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