Ayer me hacía algunas
preguntas referidas a la gente que vive en las calles.
Una historia se
insinuaba, una que recién comenzaba, sigamos con ella.
Claudia es la jefa
administrativa de una importante PYME, también maneja cuestiones de personal, y
algunas otras. Días atrás había recibido quejas de unos vecinos sobre la
estadía de cierta persona que vivía en la vereda de la fábrica. Los vecinos
pretendían sacarlo de allí, lo acusaban de consumir paco y ser algo
pendenciero. Casi siempre cobraba, por
parte de otros como el que vivían en las cercanías.
Esteban tendría unos 40 años,
era delgado, barbudo y estaba sucio, hacia bastante que vivía en la calle. Que
se podía hacer con este hombre pensó Claudia.
Sin ninguna consulta previa al
dueño de la empresa Claudia se decidió a buscar una solución para Esteban y
entonces una tarde se le presento frente a donde este hombre vivía. Y
comenzaron a charlar.
Claudia trato de convencerlo de dejar las peleas, dejar
el paco, era joven, aun tenia oportunidades si las quería y ella....estaba
dispuesta a darle una.
Esteban la miraba asombrado,
tal vez sería la primera propuesta honesta en años. Necesito una persona que me
ayude a acomodar los bultos que tenemos en el deposito, barrer, mantener los
baños limpios, hacer varias tareas...puedo pagarte 2000 pesos por semana. Pero
antes, necesito que te afeites y te bañes...¿qué decís, eh?
Esteban la miraba
sorprendido, cuanto haría que no se afeitaba, ya no lo recordaba. Acepto, le
dijo, con una firmeza tenue.
Esteban trabajo esa tarde
acomodando paquetes, usando la escoba y al final del día tenía un dinero que
representaba un adelanto. Pero qué pasaría mañana, ¿volvería a su nuevo lugar
de trabajo?.
Claudia tenía todas las esperanzas de que esto
ocurriera.
Un nuevo día en Pompeya , uno
de sol, comenzaba. Frente al portón de entrada de la fábrica un Esteban
afeitado y limpio esperaba la llegada de Claudia...Quien a pocos paso de él le costó
reconocerlo.
Esteban había usado el dinero
del adelanto para pagarse una pieza de hotel, comprar una prestobarba, jabon y
ponerse en forma para lo que sería su primer día de trabajo después de tanto
tiempo.
Claudia no podía con su
entusiasmo, era una gran prueba para ella, nadie mas en la fábrica estaba al
tanto de lo que hacía y ya era hora de comentárselo a Daniel, el dueño. Este
dejo en manos de Claudia absolutamente todo, el ingreso, el pago y sin duda la
tarea más difícil...volver a insertar a Esteban en una sociedad de derechos y
obligaciones, de dinero ganado con su trabajo y no de la caridad y lo mas
complejo... explicarle como usar ese dinero. Era bastante para alguien que
apenas veía monedas por dia y compraba paco con ellas.
Al final del mes Esteban
tendría unos 8000 pesos, que haría con ellos? Claudia se calzo semejante
mochila al hombro y juntos entraron a la fábrica...
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