miércoles, 11 de noviembre de 2015

Consenso y caos

Escuchaba al colectivero decirle a un pasajero del primer asiento...
Se robaron todo...
Una manera de adelantar su voto.
 Y me quede pensando como un país que invierte 350.000 millones de pesos en la última década en el Plan de Obras Públicas pudiera haberse robado todo.
Cuando se roban todo en un país, no hay obras, no hay escuelas ni satélites, ni universidades...
Los 350.000 M de los que habla Planificación Federal fue una inyección directa de dinero a la economía nacional, no solo nos quedan obras despues de eso, sino tambien gente que en base al trabajo que generaron esas obras hoy han prosperado, mejorado su vida. 
Este gobierno no invento nada, ya Keynes hablaba de inyectar dineros públicos a la economía. 
EEUU , supo escucharlo y en plena crisis de los 30 se pusieron a construir esa obra monumental que es la represa Hoover, dandole trabajo a mas de un millón de personas entre obreros y proveedores. De esa manera fueron saliendo de la debacle en la que estaban.
Pero los tiempos cambian, Keynes deja de ser escuchado y aparece el Consenso de Washington, con sus 10 directivas de como solucionar el problema de los países en crisis.
Quien rápidamente adhirió a esas premisas fue el gobierno de Menem con los resultados conocidos. El consenso sugiere libertad total para exportar e importar, fin de los subsidios, dependencia del FMI, libertad para girar divisas al exterior y otras fantásticas sugerencias que llevaron al país a lo que fue. 
Los hijos del aquel consenso hoy pretenden un lugar en la economía y un candidato a presidente, les saca el polvo dispuesto a ponerla de nuevo en vigencia.
Ya lo vimos, lo sentimos y lo padecimos...

viernes, 6 de noviembre de 2015

Matar al mensajero

En algún momento de la historia antigua los mensajes eran llevados por un mensajero cuyo trabajo era por demás insalubre. Una mala noticia, por ejemplo la derrota en alguna batalla, podía ser motivo para terminar con su vida. Se le hacía cargo al mensajero de las malas noticias y se lo asesinaba. No era por esos años un trabajo muy deseado. Hoy todos somos mensajeros, mas en estos tiempos políticos. Y se sigue con esa práctica.
Si llevamos una noticia que al otro le cuesta creer porque sus cuestiones de fe superan sus capacidades reflexivas, lo primero que hará el destinatario será negar, y luego, cuando su duda se hace carne, cuestionar al emisor. Matarlo.
Hoy los medios al instante nos ponen información que puede ser manipulada, pero si el dato viene en audio o video, y no transcripto de alguna declaración oral, la cosas se hace difícil de negar. Y eso es lo que no se soporta. La evidencia directa, cruel y contundente que pone en riesgo alguna creencia, algún deseo.
Entonces, ante lo inevitable de rebatir un soporte de video o de audio , la culpa la tienen quien lo transmite, quien lo carga en un muro, quien se lo hace saber al resto.
Esta acción de matar al mensajero es una defensa, una negación ante lo que no se puede soportar. Como consecuencia, el receptor, al negar la noticia, se queda en la ignorancia y debe afrontar las consecuencias de ella. Podemos negar, matar al cartero, pero no por eso el hecho desaparecerá, ni sus consecuencias. Ni las responsabilidades de su negación.
Los medios electrónicos nos ponen de frente a realidades que no queremos ver, ni podemos transformar.
No nos queda mas que enfrentar aquello que parece insoportable.