sábado, 19 de marzo de 2016

Pasajeros

Es viejita, tiene la ropa gastada y los zapatos sin los tacos.
Las medias no coinciden.
Tiene una pollera amplia que tal vez haya conocido otros colores.
Las manos hinchadas, redondas, dolidas.
Viaja en el tren hacia ningún lugar.
De pronto un perro aparece en el vagón.
Tal vez se haya subido en Longchamps o en Turdera.
Esta flaco y parece una radiografía a color.
La viejita hurga en un morral roñoso y saca un tupper, lo abre y lo vuelca en el piso del tren.
Un fuerte olor a comida nos marea a las 7 AM.
El perro come desesperado. La viejita lo mira.
Sin un ladrido el perro se baja en Lanus.
La viejita mira su tupper vacío.
Aun queda el olor en el tren.
Y tambien algo mas...