martes, 29 de enero de 2013

Queres progresar en tu trabajo?


¿Queres progresar en tu trabajo...?
¿Queres dejar de ser el telemarketer del barrio y aspirar por fin a un cargo de importancia que te aleje de ese futuro  oscuro que ves venir?
¿Queres volverte millonario trabajando legalmente?
¿Queres ser un ejecutivo, de esos de telenovela y sobrevivir a cualquier acto de canibalismo?
Aquí van entonces algunos consejos.
Algunas claves para progresar en el trabajo.

(Chicas, no se requiere rodilleras)

1-Habla con convicción. Las personas que hablan con convicción reciben mas atención y respeto, aun cuando estén equivocadas, que aquellas que están en lo cierto pero hablan  en forma insegura.
2-Pensá antes de  hacer una pregunta y pregunta antes de adivinar.
3-Siempre di la verdad, aunque no necesariamente toda la verdad.
3-Cuando estés realmente enfermo, quédate en casa. Nadie querrá recibir tus virus.
4-Da lo mejor de vos mientras trabajas, luego deja tu oficina y olvídate.
5-No conviertas en hábito quedarte a trabajar después de hora. Al poco tiempo ese horario pasara a ser tu horario habitual.
6-Conoce las caras y los nombres de los ejecutivos “TOP” de la compañía.
7-No tomes la ultima taza de café sin preparar mas para el resto.
8-El enojo que queda escondido siempre sale a la luz y normalmente en momentos  poco adecuados. Aprende a comunicar tu enojo  en forma adecuada y a su debido momento.
9-Cuando tu jefe sugiera un cambio aceptá con entusiasmo y probá. Si no funciona siempre se puede volver al antiguo planteo.
10-Cuanto más trates de ejercer y demostrar poder, menos poder tendrás.
11-No creas todo lo que ves, no creas todo lo que escuchas, no creas todo lo que te prometen.
12-Encontra un motivo para reírte con ganas al menos dos veces por día.
13-No bebas alcohol delante de tu jefe.
14-No discutas para defender tu posición, discutí para encontrar una solución.
15-Recorda que vos estas primero en tu escala de prioridades, lo mismo tu familia. También recorda que no muchos compartirán ese criterio.
16-No pidas dinero a tus compañeros de trabajo. No pidas dinero a tu jefe. No le prestes a ninguno de los dos.
17-No te dejes engañar por los ambientes de fiesta. Las reuniones de la compañía no son el momento para relajarse y decir lo que uno piensa de la empresa o del nuevo corte del pelo de tu jefa.
18- Aprende el arte de callar o decir muy poco de las cosas que no conoces.
19-Los empleados con buena actitud para relacionarse con el resto por lo general son mas valorados que los que son difíciles, aunque tengan condiciones.
20-Nunca digas nada en el trabajo que no quieras que se entere tu jefe.


miércoles, 23 de enero de 2013

San Antonio

Si hay algo de lo cual los argentinos sabemos , es de pizzas. Todos tenemos nuestra favorita. Algunas con mas sofisticacion que otras, con mas glamour o menos, pero siempre sabemos adonde ir a la hora de comernos una. Habiendo tanta variedad, los especialistas son interminables. Media masa, finita, gruesa, al horno o a la parrilla. Acerrimos defensores o ácidos cuestionadores, todos podemos sugerir o condenar rápidamente. El inconsciente popular pone en el Olimpo de las pizzas a varios nombres. Algunos son los conocidos de siempre. Otros nos generan sorpresa. Una pizzeria de barrio, sin blasones ni nobleza, pude competir con la joyas pizzeriles de la Av Corrientes?. Pues parece que si. 
Una conversación con estos especialistas tiró un nombre ignoto sobre la mesa. Como todo un desafío, la mejor pizza del planeta y aledaños estaba en el sencillo y pintoresco barrio de Boedo. 
Boedo y Garay, esquina donde la pizzeria San Antonio enorgullecía al barrio. Un mito en progreso que quería reconocer por mi mismo. Fácil de llegar, hacia allí fuimos una noche de domingo. El local es el típico local esquinero y pizzeril. Luces bajo consumo, blancas que torturan, ruidosos comensales y destemplados ruidos de platos, vasos y cubiertos, papeles en el piso dándole un aspecto inmundo y mucha gente esperando para llevarse una. El el primer piso hay lugar, me dijo el mozo, sacándose una mesa mas para atender y yo alegre de escapar de ese kilombo hacia algún lugar mas silencioso. El primer piso estaba tranqui, un solo mozo de fuertes piernas y una mesa libre al lado de una ventana de donde huían los cables y conductos de un gigantesco aire acondicionado que estaba apagado. Nos sentamos y rápidamente vino el mosaico. Elegimos una clásica  jamón morrones y dos pepsi. Lo de la pepsi lo olvidaré.
Estábamos a punto de probar una pizza mística, en un barrio alejado del centro, con una aura de cosa para pocos y en un ambiente bullanguero. Como si esto fuera poco, a dos metros, Hernan Caire le contaba anécdotas de bailanta a su joven y pechugona acompañante. Un teñida rubiecita de esas que seguramente mueven el budín con raya los sábados a la tarde por América. Hernan, al que tenia frente a mi, me miraba. Buscaba tal vez que le bese los pies? 
Y de pronto se hizo la magia, la mano del mozo entró a cuadro como una estrella fugaz sin fugazzeta, iluminando nuestra mesa con el mito hecho realidad. Teníamos a centímetros una pizza de pizzeria San Antonio!!
La separe y la serví. A la vista se la veía poderosa, con mucho jamón berreta y aceitunas sin carozo. Era alta, muy alta. Una pizza crecidita, digamos. Y redonda. (Esta aclaración no esta de mas, porque hace poco me trajeron un cuadro en vez de una pizza). Le pegué una mordida y me pareció...rica...simplemente eso...rica y gorda...mazacotesca y mas decidida a impresionar por sus tamaño que por su sabor. Si, la masa era rica, pero esponjosa, fácil de comer para los sin dientes y mas acorde a 4 amigos que vienen de jugar un partido de paddle con ganas de comerse una vaca. A dos metros Hernan seguía contando alucinaciones bailanteras, se bajaba el solito un litrito de cerveza y escondía sus arrugas bajo la visera de una gorra wachiturresca. En mi mesa, la pizza desaparecía sin asombro, casi sin justicia. El mito se caía a pedazos. Si bien era rica, no alcanzaba a cubrir las expectativas que lo expertos te inyectan.
El precio no nos arruinó la noche, al contrario, bien acorde al lugar. La atención fue buena también. Si andas cerca, no te va a defraudar, pero por favor, no me la comparen con los monstruos sagrados de Corrientes. 
Si alguien tiene opiniones sobre pizzerias, este es el lugar para dejarlas. 

domingo, 20 de enero de 2013

La hija del Cantor

Hace unos días se cumplió un aniversario de la muerte de uno de los mas grandes cantores de tango, Edmundo Rivero. Una historia real que lo involucra, narrada asi como la viví.

Por aquellos años yo estudiaba turismo. Corrían mediados de los 80. No eramos un grupo numeroso en ese poco conocido instituto, pero se vislumbraba que la carrera seria algo divertido. Entre las alumnas había una morocha con rasgos bien del norte. Ojos razgados y presencia desconcertante. Y este comentario lo hago solo para que se pueda notar la sorpresa que me dio cuando me entere que esa chica callada y muy bonita era la hija de Edmundo Rivero.
No se parecía en nada. Inútilmente le miraba las manos y nada, la observaba de cerca y nada, no podía encontrar para nada el parecido con el famoso cantor. Además adoptaba todo el tiempo una actitud lejana y solitaria.
El resto de la clase no sabía bien que pensar de ella, y cuando se corrió el rumor de su padre tanguero, el mismo no ayudo tampoco a que nos acercáramos naturalmente como lo hacia el resto del grupo entre si.
No había caso, Susana era una chica especial. Parecía no pertenecer y no le importaba quedar afuera. Tampoco le veíamos muy entusiasmada con las clases aunque cada vez que se decidía a opinar hacíamos un silencio para al menos intentar conocer de esa forma a nuestra callada compañera.
Por alguna causa que desconozco nos fuimos acercando. De a poco nos fuimos conociendo aunque ella jamás me permitió entrar plenamente en su vida. Tal vez una decisión o tal vez el poco tiempo que transcurrió de nuestra amistad. Aun así compartimos salidas a bares de Belgrano donde tomábamos clericó, algunas visitas a su casa y muy poco de la carrera que cursábamos.
Así fui conociendo a la hija del cantor, una chica adoptada que parecía triste e incomoda en una casa que debía ser la suya.
Susana cantaba, lo hacia bien. También era muy inteligente y muchas veces reservada. Lo poco que supe de su vida no me fue necesario imaginarlo. Ella misma me lo contó. Una infancia muy querida por Leonel, así le decían en la intimidad a su papá famoso, pero no parecía tan feliz con el resto de la familia.
Un día, después de una jarra de clericó que me retó a terminar, me dijo..."el día que mi papa se muera, yo me mato...”
Quedé sorprendido. No parecía acorde el comentario con esa chica fuerte, de personalidad firme que estaba conociendo.
Entonces la note triste y débil, tal vez dolida por algo o adivinando que esa felicidad al lado de su padre podría algún día, simplemente desaparecer.
La charla siguió largo rato sobre el tema. La jara de clericó se terminó y cada uno se fue por su lado. Susana a una fiesta y yo a mi casa.
Un enero el padre de Susana murió. Yo pensé inmediatamente en esa charla que habíamos tenido. Pero me despreocupe. Susana no sería capaz.
Paso largo rato hasta que supe algo de ella. Fue en el tren, llegando a Lomas cuando un hombre abrió Crónica y allí estaba el titular.
Susana Rivero se había suicidado.
Me paralicé. Comencé a recordar todo lo que habíamos conversado y todo lo que dejamos para después, tantas cosas que no nos dijimos y cuantas se dijeron que no supe darle el valor que tenían. Dónde había quedado el deseo de cantar de Susana, de viajar y de hacer tantas cosas que proyectaba en aquellas mesas de Belgrano.
Fui a su velorio. Tal vez porque no lo creía. Tal vez porque la muerte debió esquivarla y sin embargo supo como encontrarla. Atada a una promesa en aquel bar..."si mi papa se muere........"
Tiempo después me encontré con una de sus mejores amigas. Y ella me contó.
Fue en una fiesta. Susana sentada en un sillón, y de pronto como sonámbula se levanto y encaro para el balcón. Levanto una pierna, luego la otra y después, sin que nadie pudiera reaccionar, saltó.
Solo un piso.
Un primer piso y fue suficiente.
Esta historia final de Susana tal vez tenga imprecisiones. Quizás no importe. Lo único que tal vez importe es el dolor de una chica que a la muerte del gran cantor se sintió abandonada , tal vez se creyó indefensa, ya no tan querida y sola en su propio hogar. Tal vez quiso volver a verlo cantar o abrazarse a el allá arriba.
Por Susana conocí a Edmundo Leonel, y sí era un gran tipo.

Y la quería mucho.


Leonel Edmundo Rivero (Valentín Alsina, 8 de junio de 1911 - Buenos Aires, 18 de enero de 1986) fue un cantante, guitarrista y compositor argentino de tangos.

martes, 8 de enero de 2013

Francisco Salamone



En los años 30 se desarrollo un intenso programa de obras en la Prov de B.A. El impulsor de estas obras fue el Gob Manuel Fresco, un discutido político, que gobernó desde 1936/40. Fresco le encargo una serie de obras al arq. Francisco Salamone, quien las desarrollo con una sorprendente mezcla de autoritarismo, art-deco, funcionalidad y escala colosal. Todo emplazado en la pampa bonaerense. Salamone nació en Italia, en Catania en 1897. Estudio en nuestro pais, en el Otto Krause, La Plata y Córdoba. La arquitectura de Salamone nada tenía que ver con el contexto en que se erigió.
Su trabajo se caracteriza por tres tipos de construcciones: municipalidades, portales de cementerios y mataderos, aunque también realizó plazas, pórticos, mobiliario urbano y de interior para los palacios municipales, como así también veredas y luminarias para mantener un estilo coherente.Francisco Salamone falleció el 8 de agosto de 1959, relativamente olvidado, pero dejando una herencia arquitectónica monumental en la pampa argentina. Sus restos descansan en el cementerio Jardín de Paz. (las fotos muestran el portal del cementerio de Azul, prov. de Buenos Aires.. Fotos propias

miércoles, 2 de enero de 2013

1 de enero. 00:05 hs

Recién, en la vereda, conversábamos dos personas de seguridad del barrio y yo.
 Estábamos solos, hablando de simplezas. Tal vez quejándonos de nuestras suertes en este fin de año. Tener que trabajar, aceptarlo, extrañando a nuestra familia y amigos...
Y de pronto apareció cargado de bolsas una persona que caminaba sin rumbo. 
Alguien de la calle que caminaba por Peña con todas sus pertenencias encima. 
Nos miro y no titubeó. 
Se acercó con las manos extendidas a desearnos "felicidades".
Le devolvimos el saludo y estuve tentado de sacar algo  para que comiera, pero así como llegó, así se fue, entre las medias sombras de la calle Peña, aferrado a sus 3 bolsas blancas, seguramente todas sus posesiones. 
Su saludo de fin de años me sacudió. Alguien alejado de la vida, así como la conocemos, nos deseaba felicidades...
Justamente eso, felicidades..y partía hacia ningún lado. Mientras nosotros nos quejábamos de tener que trabajar.
Tal vez el saludo mas emotivo que recibí en mi vida...
Un saludo que trajo consigo una lección....