sábado, 18 de febrero de 2012

Dejá, pago yo...


El feminismo actual tiene algunas cosas que convenientemente prefiere no mirar.

Una de esas es: ¿es correcto que siempre pague el tipo la salida?.

Algunas mujeres ni de casualidad amagan a pagar, creen que porque son mujeres tienen ese derecho inalienable, cierta inimputabilidad, olvidándose que la salida es algo que gozan ambos.

A ciertos tipos les gusta compartir los gastos. Otros, en cambio, jamás permitirán que una mujer pague, ellos sabrán la profundidad de su billetera y de su ego.

Pero esto es algo que va mas allá de la guita. Una salida es compartir un momento agradable que seguramente lo aprovechan ambos. Un tipo, naturalmente, pagará en la primera cita, uno tiene que hacer méritos si quiere hacer un insert coin. Pero las siguientes... ¿no sería justo aceptar que ella pague?...¿no sería agradable saber con ese gesto que ella también la pasa bien con uno? Personalmente pago cada vez que puedo, o acepto que cada uno pague lo suyo. Lo que me distancia muchísimo de la persona es que luego de venir pagando siempre yo, ella no amague a pagar un simple café en el Mac Donals.

jueves, 9 de febrero de 2012

Seguir viviendo sin tu amor.


Que es lo que mas nos duele de la muerte de Spinetta?. Mas allá de extrañarlo, de saber que jamas volveremos a ver un show como el ultimo de Velez, mas allá de todo eso, tal vez lo que nos dé tanta pena sea intuir que una época esta comenzando a morir. Una de próceres, de héroes, de iluminadores. De artistas que abrieron un camino, que revolvieron almas, apuraron abrazos, consolidaron amores y musicalizaron despedidas. Una época donde todo estaba por hacer y lo hicieron bien. Una epoca donde las letras transitaban por la poesía o la realidad mas cruda, pero nunca por la boludez. Donde el compromiso era otro, los acordes eran imposibles y la melodías se llevaban nuestros sueños de paseo por un rato. Una época que algún día debía terminar. El dolor no solo esta en la partida de Spinetta, también esta en la partida de una era que vimos brillar como un diamante. Un brillo que se va opacando, que ya no será. Un epoca que vimos, testigos privilegiados, como era el nacimiento del rock en la Argentina. Para los que estuvimos alli, esa epoca sera nuestro tesoro..

viernes, 3 de febrero de 2012

Dos historias de vigiladores privados...

Seguridad Privada


A veces estamos en lugares equivocados, haciendo cosas que no queremos y ademas ganando una miseria. La crisis ha hecho que muchos individuos con poca suerte o escasos conocimientos, se dediquen a una actividad maltratante no solo para el bolsillo y el cuerpo... sino tambien para el ego.
Hablo de la seguridad privada.
Si uno tiene la posibilidad de conversar con algunos de ellos, se llevara algunas sopresas. Veamos dos casos, y solo dos pórque no quise investigar mas.
RS. es seguridad en un hotel moderno y coqueto de la Palermo, no usa el uniforme version combate urbano, como si alguno de estos ademas fueran mercenarios de Vietnam, sino un saco, camisa y corbata que el mismo se provee. Hijo de militar, hoy Coronel retirado, gusta de contar quienes eran los que solian visitar su casa en aquellos años locos. Alumno de un caro colegio aleman de Bella Vista, sus compañeros sin duda han tenido mejor suerte que él. Medicos, candidatos politicos, militares, arquitectos, conforman los roles con los que los descubrio en feisbuk. Porque RS jamas ha sabido de alguno de ellos hasta que alguien le dijo...sabes lo que es feisbuk?. Quizas porque RS intuiria que no todas las vidas fueron iguales y entonces es mejor no saber nada de ellos.
A partir de alli la frustracion fue tremenda. Su destino habia sido muy deslucido para su origen. Qué y cómo hizo para llegar a eso, tal vez uno podria intuirlo en su falta de interes por algunas cosas o en algun padre castrador o definitivamente su mala suerte. No tiene mujer y dice no desear ninguna y sus varios hijos no parecen pasarle demasiada bola. Todo este universo lo ha vuelto algo desubicado. En su puesto de seguridad nocturna del hotel su desencanto es notorio. Asi entonces olvida sus tareas de seguridad y se vuelve un meterete infernal que no hace mas que molestar sugiriendo cosas que nada tiene que ver con su trabajo. Protesta como si fuera el dueño del hotel, cuestiona como si fuera el gerente, se queja como si fuera un huesped, controla como una gobernanta, recomienda modales como si fuera el Conde Chikoff y sugiere restaurantes como un conserje. RS Es imbancable. Tanto que lo corrieron a otro destino. Tal vez en una fria garita del conurbano.
¿Qué lo vuelve asi?.
Seguramente la frustracion de no haber encajado en el sistema con un trabajo mejor, o tal vez el modelo perdido de un alumno de escuela privada que no conformo ni a sus padres ni a el mismo.
¿Habra sido culpa de RS este destino ingrato?
Mientras no le quita el ojo a los empleados del hotel, a ver si se equivocan en algo, camina haciendo chirriar unos viejos mocasines, resoplando molesto e intermitentemente, como una costumbre que mas que eso parece una queja , imposible de doblegar, por una vida que no era, que no debio ser, que no cambiara.

Alberto cuida la entrada de un enorme edificio en Temperley. Joven, alto, saludador, se lo ve desbordado. Hay una silencio estrangulado que nace de su descontento.
Alberto estudió. Está orgulloso de eso y no de su trabajo actual. Y ese pasado academico le brota, le empuja la lengua hasta la ocasion justa. Y la ocasion llega.
Un vecino entra al edificio y saluda a Alberto con un ...Que tal maestro...
Y entonces, un saludo que es comun por estas latitudes, es la llave, es la polvora, es el no aguantar mas...
Y como sabe que soy maestro?..pregunta Alberto con una sonrisa interminable.
El vecino lo mira medio segundo, pensará:¿que obviedad sera esta?, ¿acaso no es maestro un modo de decir, comun, relajado, de llamar a alguien?.
Pero para Alberto esto será la posibilidad de una revelacion...Esa que tanto espera.
No...no se si sos maestro...porqué...¿sos maestro..? agrega el vecino...
Y Alberto con toda una historia de frustracion, de horas de pie por un sueldo miserable, de dias donde apenas puede llenar el termo de café y se congela cuando la puerta se abre y el viento ataca el largo pasillo, Alberto el que estudio y falló, el que no tuvo tanta suerte como seguramente tuvieron sus compañeros, con un pecho henchido le dice...
-SI, soy maestro mayor de obras....
-Y que haces aca?....cierra el vecino....
Y esa pregunta lejos de ayudarlo, termina de reforzar una situacion que ahora es peor. ¿Estudiaste y estas aca?, parece decir el vecino.
Pero Alberto no se da cuenta y comienza asi un largo relato de su vida, de sus logros, de sus objetivos; ninguno cumplido, ninguno cercano, ninguno aun sin soñar.