viernes, 31 de marzo de 2017

Mariposas...en donde?

Algunas pocas veces me he enamorado. 
Se de otros que lo hacen una o dos veces por año, pero no es mi caso. 
En esos días de enamoramiento me parecieron sentir distintas emociones. Todas muy diferentes .
He sentido desde un cuete en el culo, hasta la santidad mas extrema. También hambre y sed, ganas de perdonar deudas y de levantar la mesa, lavar los platos, secarlos y guardarlos yo solo  sin que me digan nada. 
Pero lo que jamas he sentido es...mariposas en el estomago. 
Es tan recurrente esa frasecita que la gente repite, que ya parece ser el diagnostico oficial. 
Como puede ser que ante un sentimiento tan misterioso y tan personal, muchos digan sentir lo mismo?.
¿Mariposas en la panza?..¿y mas abajo no sentís nada?.
No se quien es mas tonto, si el que invento la frase o el que la repite como verdad absoluta.

lunes, 27 de marzo de 2017

Cena Policial


El hombre yace a los pies de la cama. Todo estirado con las manos en cruz y los ojos abiertos a una nueva oscuridad.

La muerte te espera en cualquier lugar, sin embargo el parece haberla esperado  al costado de su cama.

Vestido, perfumado y limpio.

La casa sin embargo era un desorden. La mano del hombre lo hacía posible. La mano de una mujer hacía años que no entraba por allí, porque ya sabemos que cuando entra vuelve la casa distinta. Brilla, huele bien, respira como lo haría una mujer... La casa de este hombre, solo desde hace muchos años, es un caos. Huele mal. Y no es a causa de sus intestinos necrosados. Su muerte solo le agrega un desorden mas al asunto.

Nada interesante ocurría en esa casa. Y esto fue lo mas emocionante que ocurrió en ese dormitorio en años.

 Hacía meses que había perdido la costumbre de vivir. Ya no solía esperar a Martha desde su ventanita del baño, subido en las puntas de los pies. El ángulo perfecto al patio de la vecina le permitía espiarla cuando ella, en corpiño y una trusa deshilachada, se estiraba para colgar la ropa en la soga de su patio.

Ya no habría mas frágiles erecciones ante la visión de una ama de casa tan sola como él.

¿Porqué jamás se le ocurrió acercarse para algo mas que comentarle el aumento del churrasco? Pero ya era tarde. Una mueca tonta redondeaba su cara avejentada por mil rayas profundas de tristezas repetidas.

Había que cerciorarse si estaba muerto.

Los 4 policías que llegan a la casa no son los 4 fantásticos, son unos idiotas.

Lo zamarrean un poquito y lo llaman, tal vez lo crean dormido o borracho. Necesitan cerciorarse, no vaya a ser que cuando revisen los cajones, y se lleven lo que sea antes de que venga el fiscal, el cadáver se despierte. Ya había pasado una vez y fue un kilombo.

El mas veterano tiene 15 años en la fuerza y apenas es un cabo 1º. Los otros son unos agentes malolientes a causa del calor y del chaleco antibalas. Comprueban que el tipo esta exactamente muerto y comienza la exploración. Será tranquila, el fiscal tardará un poco y el médico que viene en camino es de la policía. No hay de qué preocuparse.

Los cajones son meticulosamente dados vuelta. Pelos, pelusas, un viejo forro agrietado y unas medias rotas. Monedas, peines, una dentadura postiza y recibos de luz de Segba.

Carajo, nada interesante piensa Sotelo, cabo para siempre. ¿Pero donde tendrá la guita este hijo de puta…? La guita no aparece y ya pasaron mas de 15 minutos de allanar y hurgar.

De pronto Ruiz, agente raso y el mas pelotudo de todos, descubre una especie de tesoro.

-Muchachos, ¡mire lo que encontré!

 Todos se sobresaltan.

Caruso, agente, pero no tan pelotudo como Ruiz, corre hacia la cocina desde donde viene la voz…¿¿qué encontraste…quee??? 

-Un pollo en el horno… ¡y parece caliente!

 Hay un segundo de desconcierto. No saben si cagarlo a bastonazos o reírse. Antes de que reaccionen, Ruiz retira la fuente del horno y apoya al pollo, crocante y listo, sobre la mesa. Busca algunos platos, pone hacendosamente un mantelito y les dice:

-Comamos.

Cinco minutos después los 4 despedazan el pollito y se pelean por las patas. No hay mas que jugo en la heladera pero alcanzara para tragarlo, sabe algo amargo…

No hay mayonesa.

Unos minutos después casi no queda nada. De pronto la puerta se abre y aparece el comisario Ricardi, médico policial. El funcionario no puede creer lo que ve.

Los 4 desde la mesa y sin pararse lo saludan con un... 

¡Que tal Comisario…!

Ricardi le parece estar viendo una película de Almodóvar, le gusta el cine, pero no dice nada. Entra al dormitorio donde el cadáver sigue igualito y procede a desvestirlo y revisarlo. Piensa en la cena policial que organizaron esos idiotas y no lo puede creer.

A la media hora sale del dormitorio con la cara transfigurada, pálido, y agitado….

Los improvisados comensales, agentes del orden público, armados, entrenados por el estado y pagados por todos nosotros y eructando, le preguntan…

-¿Y comisario,…de que murió el tipo….?

Ricardi se toma unos segundos, los mira fijamente a los cuatro y luego de congelar el aire en un suspiro dramático les dice:

-Murió envenenado

miércoles, 15 de marzo de 2017

Posverdad.

A raíz de los progresos tecnológicos, nuestros cerebros se están volviendo más perezosos y, por ende, tontos.
Replicamos información sin confirmar, solo porque esta en sintonia con nuestras creencias..
Quienes generan estas mentiras en la red, buscando un provecho personal, ya no se cuestionan lo ético del asunto.
De a poco vamos naturalizando estas manipulaciones y terminaremos creyendo que no es mas que un ejercicio profesional.
O sea, vamos perdiendo conciencia ética, las mentiras en campaña ya no se condenan, son parte de ella, y son una herramienta que cualquier profesional cree debe utilizar.
Cuando la noticia comenzó a ser una mercancía, la verdad dejo de ser importante, dice Ryszard Kapuscinski.
Pronto iniciaremos el camino hacia unas elecciones legislativas, ya hemos aprendido algunas cosas sobre manipulaciones mediáticas, lo que modernamente le llaman posverdad y esto no es mas que mentira. estafa, falsedad..
Cada paso adelante que da la comunicación nos exige mayores responsabilidades como lectores, mayores analisis, para no ser victimas de esa posverdad que ya parece ser algo virtuoso y común en estos tiempos.
Y que nos convierte en victimas.

jueves, 2 de marzo de 2017

El servi-periodista

El tipo llegaba cada día en un auto diferente. Un día en un BMW blanco, otro día en una 4x4 gris y otro día en uno mas pequeño que no recuerdo. Siempre acompañado de su productor, un pibe sacrificado, diligente y de hablar en voz baja y seguramente acostumbrado a recibir golpes de todo tipo. Que por supuesto no eran para él. En ese estudio de televisión editábamos un programa de cable que luego salía por una vieja señal de América que ya no existe. En uno sus sets hacían sus primeras guarradas y actos de soberbia un enano insoportable e inseguro, que años después protagonizaría un tiroteo dentro de su casa, en un barrio de italianos que se creen chetos de San Isidro. A veces nos corríamos a su estudio a ver lo que hacía y luego de cada bloque nos abordaba con un “¿Salió bien...Que les parece?”... 
Yo me moría por decirle que su novedosa manera de comunicarse con la gente se deslizaba en la cornisa del mal gusto y la hijaputez. Pero me callaba. En algún punto su programa me divertía. 
Siempre editábamos de noche. Al ser el director estaba en todas. Hacia los exteriores, viajaba con el equipo, escribía los copetes, dirigía al conductor-actor y por las noches hacia el armado del programa junto al editor de ese estudio. Pagábamos por hora el servicio de edición…y no era barato. Compaginábamos en Media 100. Lo mas de lo mas para la época.
Pero cuando llegaban las 23 hs, ya sabíamos que empezarían los problemas. A esa hora el personaje de los varios autos y su productor llegaban apurados para editar algunos minutos de un programa periodístico de mierda que saldría después de la medianoche. Y venían sin reservas. O sea, venían cuando querían y además, exigían al estudio una isla de edición “ya mismo”. No sé si por la clase de abusador que era, si por su imagen de millonario o por temor, el estudio no sabía decirle que no y por supuesto siempre entrabamos en conflicto. A pesar de tener las horas de edición reservadas, indefectiblemente venia el dueño a pedirnos que por favor le dejáramos la isla de edición al sujeto en cuestión…
Una vez accedimos porque creímos que sería la única. Pero no. Otras noches volvía con el mismo cuento…y nosotros empezamos a presentar batalla. Primero con el pobre pibe de su producción, acostumbrado a atajar las balas, ya que intentaba convencernos sin perder la calma, pero en su mirada sabíamos que no estaba de acuerdo en nada con su jefe. Y luego con el dueño, al cual le preguntábamos ¿qué onda con ese imbécil? Finalmente Marcela, mi productora, mas ohmmmm…que yo, cedía tan solo para que no termináramos rompiéndole la cara al periodista en cuestión-.
Pero cómo un tipo con un simple programa de cable podía hacer ostentación con tantos autos…de tanto poder…donde mas trabajaría?...De donde sacaría la plata…porque tampoco era una personalidad tan reconocida
En los pasillos del estudio empezó serpentear un rumor cada vez mas escandaloso…”Sabes que pasa, me dijeron, es tipo es servicio…”
“Ah…y qué, yo lo cago a trompadas igual…” les contestaba. 
Nunca lo vimos de cerca, siempre se escondió, jamás dio la cara, nunca vino el a pedirnos algo. Nos parecía un personaje huidizo y rastrero. Siempre enviaba a su productor. Luego veíamos su programa editado y decíamos…¿y para esto tanto kilombo?. Lo único bueno era que a veces cuando atendía el teléfono para hablar con los telespectadores, lo reputeaban. Y nos encantaba. Cuando se despedía, lo veíamos salir como una laucha directo a su BMW, a su 4x4 o a su presente corruptible.
Hoy maltrata estudiantes que toman escuelas, se sienta a la mesa con fantino, y sorprendentemente nadie aun lo cago a trompadas. 
Que mejor final para esa clase de tipos.