viernes, 14 de diciembre de 2012

Cecilia


Por estos días uno de los debates  que se plantea en el país es el de la prostitución y la trata. Luego del fallo sobre el caso Marita Veron, la sociedad esta muy sensibilizada con el tema. 
Si bien no conozco a nadie que esté a favor de la trata, salvo jueces, gobernadores y policías, creo que algunas cosas se confunden.
 A efectos de evitar la trata, algunas campañas están  en acción y su slogan es…“sin clientes no hay trata”…
Lo cual haría concluir que cada tipo que desea pasar un rato con una chica rentada, es cómplice de la trata  de mujeres. Sorprende que este concepto no se reformule. Estoy convencido que no todas las prostitutas son secuestradas, ni tienen su libertad inhibida. Es mas, creo que hay una amplia franja de trabajadoras sexuales que se ven afectadas por estas campañas. La asociación que las reúne, AMAR, lejos está de aceptar la trata y si de la libertad de realizar un trabajo sexual de la manera mas digna posible.
¿Pero porque una chica decide, de propia voluntad dedicarse al negocio de la carne? Tal vez esta historia, que podría ser la de miles, pudiera ser una respuesta.
Ayer conocí a Cecilia, joven y bonita. La vi con un jean y botas, pero con una musculosa bastante  inútil para sostener  dos lolas bien  naturales y rebeldes que pugnaban por salir. Su cara era la de una ex alumna de algún colegio de Adrogue o de Martinez, y sus modos no desentonaban. La persona con la quien venía era un oriundo de Neuquén con ganas  de divertirse. Con el simple trabajo de ser “hijo de” tenía el dinero suficiente para abonar $500 para entrar a un cabaret de Recoleta, pagar dos copas y así poder acceder a pasar una hora con Cecilia. Cuanto le cobraría Cecilia?...estaría siendo seguida por algún cafiolo, fue forzada a acompañar al neuquino? Al bajar del taxi, nada parecía sospechoso. Ella bajó con toda tranquilidad y lo siguió hasta el cuarto. La piba impresionaba un poco, no parecía nada de lo imaginado. Es mas, podría ser tranquilamente una novia.
El neuquino y Cecilia estuvieron algo mas de una hora juntos.
Al irse, me saludo con una sonrisa y reconozco que algunos ratones salieron a corretear detrás de ella.
Mas tarde el neuquino apareció para mostrar unas pintorescas fotos del encuentro y ahí vi que la belleza de Cecilia era extrema. Y también sus honorarios.
Para entrar en complicidad con el  le halague su adquisición…”muy linda la chica” le dije.  Me sonrió  y me relato algunas particularidades. Y los mitos de siempre…”Le caí bien, me pidió mi teléfono, pegué onda, la próxima no me cobra”…y esas cosas de alguien que parece no tener mucha experiencia en estos arreglos comerciales. El pibe estaba contento. 
Y creo que Cecilia lo estaría mas. 
Con una tarifa de  $1500 la hora, cualquiera podría estar contenta.
No es muy difícil saber porque algunas eligen este camino. No parece ser una decisión que cueste  de entender. Cecilia entro con su cliente al hotel y se fue sola, con los 1500 mangos en la cartera, caminando hacia Ayacucho en busca de un taxi. Nadie la espero y no parecía asustada. Tal vez esta sea su vida por algunos años, y luego ya verá. Ni su cliente esta  convalidando la trata, ni Cecilia parecía una capturada.
Dividir bien estas historias, separarlas de lo que es trata es importante. Detrás de esta actividad hay gente que considera esto un trabajo. Que debería ser mas digno, mas cuidado y reglamentado. Poder ir a a la Afip y anotarse como prostituta sin que eso sea algo cuestionado. Y que paguen ganancias, si cabe.

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