jueves, 1 de septiembre de 2016

San La Muerte.

Últimamente se nombra mucho a San La Muerte. 
Es tanta su relación con la marginalidad que pronto sera reconocido solo por ser el santo de los delincuentes. 
Mi primera aproximación a su historia fue en un cementerio de Santa Ana , en Misiones, en donde estaba haciendo unas tomas para un documental de sus ruinas jesuitas. Una guía de la municipalidad, historiadora local, nos acompañaba en el recorrido por el cementerio. Me sorprendió ver tantos mausoleos abiertos, como profanados. La guía nos contaba de diferentes ritos paganos que se hacían por la noche en el lugar.
 Pero lo que mas nos impresionó fue la cantidad de ataúdes de niños que estaban abiertos.
Las tapas tiradas por ahí, las mortajas amarillentas, los cuerpos ausentes.
La foto era pavorosa. Supimos entonces que los seguidores de San La Muerte abrían esos ataúdes, quitaban del cuerpo infantil la ultima falange del dedo mas pequeño y en ese huesito se tallaban la imagen del santo...Luego descartaban el cuerpo. Con ese amuleto tallado por ellos y con la imagen de San La Muerte no temerían a nada, ni a las balas policiales ni a la de los ingleses...Soldados de esa provincia enviados a Malvinas, lucían esos amuletos en su cuello.

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