sábado, 20 de octubre de 2012

Para Mamita...Feliz dia..


"Aun no le hemos dado a Mama el regalo que realmente se merece, dejar de considerarla una empleada domestica". 

Ernesto juntó como pudo algunos billetes para el regalo del dia de la madre. Tiene 14 años y está orgulloso de lo que va a hacer. Comprará el primer regalo autogestionado del día de la madre. Es decir, cada moneda la logró con su esfuerzo. Con los billetes apretados en el bolsillo trasero del pantalón  busca un lugar en el Centro donde gastarlos. Se paró en algunas vidrieras pero nada le convence. En su cabeza replican las imágenes que vio en television, las publicidades donde se sugieren tantos regalos para mama que es dificil decidirse. Ya se ha formado una imagen de qué es lo que quiere mama, la televisión se lo ha dicho en cada tanda comercial. Quiere devolverle todo lo que mama le dio, como dice la propaganda de Claro, pero no le alcanza para un celular de $900. Tal vez este año pueda devolverle...solo una partecita...
No duda de lo que se merece mamá. Y aún con sus pocos pesos esta seguro de acertar. Al caminar un bazar le llama la atencion.
Rápidamente está adentro y mas rápido aún se le acerca el vendedor.
No es un vendedor cualquiera, es el dueño. Ernesto no necesita decirle para qué esta alli. Con tono seguro y sonrisa falsa, el vendedor lo va paseando por todo el bazar, le ofrece cosas lindas y caras, no sabe cuanto tiene en el bolsillo ese chico que parece humilde, pero cuanto sea no importa, ese dinero quedara en la caja de Bazar Felisa. De a poco van descartando juegos de platos, juegos de cubiertos, un mantel azul y dorado y 6 copas Vince de France. Ernesto comienza a darse cuenta que no es mucho el dinero que tiene, o que los precios de ayer a hoy dieron un salto a las nubes...
-Pero cuanto tenes, pibe? le pregunta el vendedor. Ernesto abre el puño donde algunos billetes le dan la posibilidad de apenas llevarse un juego de vasos que tienen un duraznito grabado en color rojo.
-Son lindos, es lo que tu mama seguramente necesita, aprovechalos, sé lo que te digo, cualquier madre estaria feliz con este regalo.
Ernesto ya vio jugueras, cafeteras, una pava chifladora, una panera de madera con tapa, una olla que sirve de horno y es antiadherente, dos floreros algo torcidos, una tostadora que asegura un tostado parejo, una plancha digital con display en 3 idiomas y una tabla de planchar. Todos con su correspondiente cartelito...¡¡Para Mamita!!
Ah... si pudiera llegar a algunos de esos regalos, que contenta se pondría mamita...
Son exactamente lo que sugirieron en la tanda de anoche en ese programa donde bailan y discuten, pero que a él mucho no le gusta porque las minas medio en bolas que ve lo alteran y mamá se da cuenta de que algo le pasa.
-Y nene, te llevas los vasitos?
Ernesto se convence y acepta, un rapido envoltorio esconde los 6 vasos Rigolleau con el duraznito. Sale contento y confiado, Bazar Felisa lo ha asesorado bien.
Ese domingo Estela está feliz, la casa está radiante y el viernes salió antes de la oficina para limpiar todo muy bien. Se da una mirada en el espejo del baño y se ve cansada, con algunas arrugas mas y el pelo inquieto y de un color impreciso. Cómo le gustaria estar mas linda este domingo que es su dia. Sabe que Ernesto hizo algunos trabajitos y tambien sabe que le hará algun regalito. Solo ellos quedan en esa familia, el papá de Ernesto hace años que se fue al supermercado y se ve que la compra fue larga porque aun no volvio. Ya no lo espera mas. Quedaron solos y Ernesto se hace hombre rapido y ella se siente cada vez mas vieja. El espejo no contradice sus pensamientos. Una arruga acá, otra alli y sus 38 años parecen 45. La mesa esta lista, la comida en la olla suelta un perfume delicioso. Ernesto duerme aún pero pronto lo escucha levantarse. No habrá sorpresa; cuando limpió el cuarto de su hijo el escobillon saco de abajo de la cama una paquete con la inscripcion Bazar Felisa, no soportó no saber y espiando vio los duraznitos rojos. Son 6 vasos... se dijo....para que quiero 6 vasos..?.
Pero no por eso se pondrá triste, sabe que Ernesto es aun un niño y poco puede saber lo que desea una mujer, que antes de madre fue joven, fue esposa, fue amante. Que antes de madre fue mujer con deseos de pasar por el instituto a terminar esas dos materias, que limpiar en esa oficina no la denigra, solo la vuelve fea, y para eso hay maneras de sobrellevarlo.
Ernesto se levanta y aparece en la cocina de un salto. En sus manos está la caja con los vasos. Henchido de amor y orgullo se los entrega a Estela con un abrazo, ella disimula cierta tristeza, pero igual se enorgullece del esfuerzo de Ernesto, aunque para qué quiere 6 vasos con un duraznito rojo?
No se lo dirá, jamás lo hará. Lamenta que haber dejado la cartilla de Avon disimuladamente olvidada sobre la cama de su hijo no haya servido de nada. No tendrá entonces esa crema que tanto cree necesita, ese perfume que la haga sentir emotiva, joven, deseada.Solo tendra 6 vasos que pudieron haber sido una tabla de planchar, un balde rosa, una olla, una panera o una tostadora que tuesta parejo. Todas buenas sugerencias de una sociedad que aun nada entiende.
Todo para las mamas de la tele.
Pero nada para ella.

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