martes, 21 de agosto de 2018

lecciones de vida

A veces creemos que los muros de las redes sociales son el lugar donde expiar nuestras culpas, nuestras faltas.
Es un mecanismo inconsciente; dejamos allí una mensaje alentador de aquello que precisamente hacemos peor.
Postean como ser generosos en el amor, tipos que sé que son una cagada en ese tema, abandonan a sus hijos agreden a sus parejas viven en una mentira constante. Hablamos del hambre de los desamparados, y somos lo que tiramos mas comida a la basura, cuestionamos al facebook por aburrido y nos olvidamos de compartir un café con un amigo.
Es mas, he visto condolencias de amigos por la muerte de seres muy cercano realizadas por este medio, pero no ir a darle un abrazo a la persona que soporta esa perdida.
Parece que este medio nos exime de todo. Inimputables.
Posteo consejos de lo que nunca seré y abrumo de frases que no entendí, sostengo bondades que estoy lejos de sentir y cuando apago todo, creo que cumplí con mi alma.

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