miércoles, 28 de marzo de 2007

Te invito a un asado

Se viene el Viernes Santo, una jornada que impone una reflexión, un recogimiento y discreción en algunas de nuestras rutinas. Algunos lo esperan alegres solo viendo en el un feriado.
Y está bien. No hay porqué generalizar por obligación un sentimiento cuando uno no tiene la misma fe.
A otros, sabiendo muy poco del asunto, los asalta el misticismo y por ese día creen que siguen las normas impuestas por el catolicismo con una única obligación: comer pescado.
Nada de ser mas buenos, decir la verdad, respetar al prójimo. No, solo les alcanza con comer pescado.
Entonces se van al negocio del ramo, hacen la larga cola, pagan un precio satelital y se van a su casa felices. Luego lo almuerzan o lo cenan e instantáneamente un halo de santidad atraviesa la casa consiguiendo la paz con su alma y con Dios.
Cuanta tontería, cuanta oveja llevada de la nariz, cuanto conocimiento falso que le viene perfecto a una parte del comercio.
¿Porque hay que comer pescado? ¿Eh?
¿Alguien alguna vez se tomó la molestia de dudar sobre esta costumbre?
Acaso porque Jesús multiplico los pescados alguna vez, entonces por proximidad debemos comer pescado el día de su muerte. Acaso porque la carne de vaca es muy parecida a la carne humana y como los pescados tienen escamas…….poco se parecerá a comerse a Jesús.
¿Que hace que una vecina aburrida se desespere por conseguir una receta, luego vaya a pelear en la pescadería por un lugar en la cola, pague de mas algo que días antes lo paga de menos y luego, cuando satisfecha pone la bandeja sobre la mesa con la merluza o similar, se sienta completa en su espíritu?
¿Un pescado de río también logra esto, o es mas efectivo el de mar?
¿Un marisco es apto para lograr la salvación?
A ver, analicemos. Porqué ese día es particular.
Y se imaginan que no soy un experto, apenas alguien que se pregunta cosas.
Volviendo…ese día murió Jesús, ¿cierto?
Debería ser de una moderada tristeza ya que sabemos que el muchacho no se muere para siempre sino que resucita al 3 día, o eso nos dijeron.
Pero bueno, embebidos en las imágenes del Jesús de Mel Gibson intuimos que el pobre debe haber sufrido bastante.
Entonces, deberíamos creer que ese día convendría ser de calma, de variar un poco una rutina de joda y estar algo recoletos por el asunto.
Y eso que implica…. ¡implica un sacrificio!
Hacer algo que nos cueste un poco para acompañar el dolor que sintió Jesús al morir. No introducirnos una aguja, ni flagelarnos como el cura de Camila ante el deseo. ¡No!
Implica no hacer ese día aquello que hacemos siempre y que el no hacerlo signifique un sacrificio.
Entonces, si los viernes salís a derrapar saturado de alcohol como un imbecil, ese día no lo hagas.
Si te gusta reunirte a ver un dvd de Jenna Jameson rodeado de una gigante de jamón y morrones con 3 cervezas y 2 gatos, ese día no lo hagas.
Si te gusta fumar, que simple, ¿no?, ese día no recibas ese esperado envío de Jamaica.
Dónde dice que hay que comer pescado, en que parte de la Biblia o en que resolución, encíclica o discurso papal, sacerdotal, o monjil dice que es obligatorio comer pescado. ¿Eh?
Y que se entienda que no sostengo una campaña por la defensa de los peces que ese día deberían irse mas abajo y cagarse de risa de los pescadores, sino sostengo una campaña a favor del fin de la era de la boludez en este tema
En Argentina comemos carne, mucha carne, entonces ese día de recogimiento no comas carne, hace un sacrificio, ahora ¿quien fue el brillante empresario pescaderil que nos hizo creer que hay que comer lo que precisamente él vende… no se.
Entiendan, amigas vecinas gordas de vereda y ruleros que se desesperan en estas fechas por un gatuzo.
Entiendan aspirantes a santas o santos castos que juntan las monedas para pagar unos kilos de merluza carísimos confiados en que Dios desde arriba los aplaude.
Entiendan salames varios que creen cualquier tontería sin permitirse dudar un poquito de lo que le hicieron creer a sus abuelos dormidos a sus padres lelos y a Uds. modernos giles cibernéticos.
Porque este mito, éste engaño lo creen todos, sin distinción de ninguna índole.
Salvo otros, que se permiten dudar.
Y son los que terminaran pudriendo las estructuras erradas este país.
Porque no dudamos, no mejoramos.
Me voy por un chinchulín.

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