Conozco un pibe que tuvo suerte.
Pero para que la tipa le golpeara la puerta, antes hizo algo que fue único y que le reportó satisfacciones que aun hoy recoge.
El tipo tenía una historia y la vendió….
¿Tenés una historia para vender…?
No voy a dar su nombre real y tampoco seré demasiado preciso en otras cosas. Y tal vez no sea necesario. Lo importante es que a veces, increíblemente, se nos presentan situaciones que bien podríamos emparentar con los milagros.
Raúl trabaja con enfermos en un hospital público. Enfermos mentales, bien vale la aclaración. Y un día tuvo una brillante idea. Generar un espacio de expresión para aquellos internos que tuvieran ganas de decir eso que por locos, nadie escuchaba. Pensamientos, historias, pedazos de recuerdos inflamados por la medicación, todo podía conformar un discurso que no solo les permitiera llegar a otros sino también, y con suerte, sirviera para ser curados.
Así lentamente y al principio algo combatido, este espacio empezó a crecer, a tomar forma, a permitir entre sus filas la participación inalterable de aquellos silenciados.
La historia creció, se conoció, se internacionalizó y llego a unos oídos esta vez inesperados.
Desde lejos, alguien, en un escritorio habrá dicho (en ingles)
-¿Oia, y eso…que carajou es?
Y eso, tan chiquito, tan necesario, tan novedoso, ¡fue comprado!.
La historia estaba sobre el escritorio de Steven Spielberg. ¿Cómo llegó a él?, es algo que mi amigo no me contó, pero lo que si me contó es que el genio pago lo suficiente como para permitirle a su creador comprarse una modesta casita con pileta en el G.B.A.
Ya pasaron algunos años de esta venta. La ley, de vaya a saber donde, dice que transcurridos cierta cantidad de años, si la historia no se filmó, la misma vuelve a quien la generó. Entonces Raúl, el de la casa con pileta, ahora quizas ande atareado buscando el mail de George Lucas.
Hoy estos locos son conocidos en todo el mundo. Su proyecto se ha vuelto grande, importante. Algunos de ellos ya se externaron y otros tal vez lo harán pronto.
Pero para que la tipa le golpeara la puerta, antes hizo algo que fue único y que le reportó satisfacciones que aun hoy recoge.
El tipo tenía una historia y la vendió….
¿Tenés una historia para vender…?
No voy a dar su nombre real y tampoco seré demasiado preciso en otras cosas. Y tal vez no sea necesario. Lo importante es que a veces, increíblemente, se nos presentan situaciones que bien podríamos emparentar con los milagros.
Raúl trabaja con enfermos en un hospital público. Enfermos mentales, bien vale la aclaración. Y un día tuvo una brillante idea. Generar un espacio de expresión para aquellos internos que tuvieran ganas de decir eso que por locos, nadie escuchaba. Pensamientos, historias, pedazos de recuerdos inflamados por la medicación, todo podía conformar un discurso que no solo les permitiera llegar a otros sino también, y con suerte, sirviera para ser curados.
Así lentamente y al principio algo combatido, este espacio empezó a crecer, a tomar forma, a permitir entre sus filas la participación inalterable de aquellos silenciados.
La historia creció, se conoció, se internacionalizó y llego a unos oídos esta vez inesperados.
Desde lejos, alguien, en un escritorio habrá dicho (en ingles)
-¿Oia, y eso…que carajou es?
Y eso, tan chiquito, tan necesario, tan novedoso, ¡fue comprado!.
La historia estaba sobre el escritorio de Steven Spielberg. ¿Cómo llegó a él?, es algo que mi amigo no me contó, pero lo que si me contó es que el genio pago lo suficiente como para permitirle a su creador comprarse una modesta casita con pileta en el G.B.A.
Ya pasaron algunos años de esta venta. La ley, de vaya a saber donde, dice que transcurridos cierta cantidad de años, si la historia no se filmó, la misma vuelve a quien la generó. Entonces Raúl, el de la casa con pileta, ahora quizas ande atareado buscando el mail de George Lucas.
Hoy estos locos son conocidos en todo el mundo. Su proyecto se ha vuelto grande, importante. Algunos de ellos ya se externaron y otros tal vez lo harán pronto.
Y todos felices.
2 comentarios:
Genial esto...
Yo ando buscando una historia, no para venderla, la ando buscando ¿para qué? No lo sé, pero la ando buscando. En algùn lado, me remito a la realidad que me rebasa, la reduzco al universo inacabado de una hoja en blanco. Ando buscando una historia y, cuando la realidad no me basta, comienzo a inventar universos paralelos al mìo, me convierto en ciego, algun escritor empedernido, alguna mujer embarazada... He llegado a creer que soy un perro, un muerto... Ando buscando mi historia, imagino a dios, que nunca he visto(pero ya lo deje de buscar), y al mismo diablo... ¿y qué voy a hacer cuando al fin dè con mi historia? Nada, quedarme callado. Observar como "la compran" para no entenderla, la descifran, descuartizandola, como se descifra la Biblia y todos sus misterios... Nada, no haré nada... Esperaré que, algunos, sólo algunos, me llamen "poeta" para justificar el estigma de "locura" que otros, la gran mayorìa, impondràn sobre mi espalda.
Esto es la locura, ¿dònde queda el límite? ¿Quién es loco, quien no?... Esta sociedad que rinde tributo a la lucidez, ¡como si supieran!
(Perdón por venirme a explayar a tu blog, jajaja... Pero me dejo pensando mucho tu post. Un saludo mexicano!)
itocuaz, pensa menos !!!
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