La tarde cae convertida en una noche húmeda de un calor previsible. Falta todavía para el verano y la primavera parece competir en un sofocante aire que llega desde la avenida. Los últimos negocios acompañan el ruido de los autos con sus propios ruidos de candados cerrándose para volver a amanecer mañana. Ya casi no queda nadie y los pocos que aun caminan se reflejan en la humedad de las baldosas grises por la luna.
Ella se ha retrasado y la oficina es aun un caos. Una maquina todavía repite copias que no pidió. Laura alcanza a manotear el enchufe matándola de un solo tirón. Esta enojada, quedarse mas tiempo no le gusta, y la preocupa. El colectivo vendrá mas lleno, mas opresivo, mas lento. Y llegará a su casa, en los arrabales de la ciudad, a cualquier hora. Coqueta se retoca el cabello mientras guarda las ultimas hojas de lo que mañana firmara el escribano. No le gusta que la dejen sola. No le gusta. El reloj marca con un pitido corto las 9 de la noche. Piensa en lo que cocinará o mejor aun en el delivery de las empanadas. Al mismo tiempo que empuja el gavetero busca un labial para darle un toquecito a los labios gruesos, seductores y suaves. Ya falta poco, con los teléfonos desconectados terminará antes, nadie la molestará y pronto estará cerrando la oficina.
Afuera la calle sola no parece estar atenta a nada. Dos personas y una pareja apuran el paso hacia la estación, hay un tren próximo a Longchamps y seria bueno alcanzarlo. Apuran el paso todos juntos, menos uno, uno que se queda retrasado en la vidriera de los electrodomésticos; que mira el piso, la hora, que esta pendiente de la compañía ocasional de aquella cuadra cada vez mas despoblada. Tiene las manos en un gabán raído y los ojos ocultos por un gesto amenazante. Está solo. Solo en esa cuadra húmeda de principios de primavera. Busca una señal, una pista, algo que le sea propicio para iniciar el festín de poder al que esta acostumbrado.
La violación nada tiene que ver con el sexo, le dijo una sicóloga del juzgado antes de permitirle la salida… Tiene que ver con el poder….repetía él.
Con el poder…y esa noche se sentía poderoso.
Adentro Laura tenía todo listo. De a poco se opacaban las luces, desenchufaba la heladera de la cocinita para que se descongele y apagaba la última PC. No había mas que hacer y todo estaba bien, tenia monedas para el colectivo y algo de hambre así que esta noche seria de empanadas de delivery.
Llevaba un saquito corto, de hilo y debajo una remerita de corte americano sin hombros, que la hacia ver mas sensual y unos añitos mayor. Laura estaba cambiando su cuerpo, sus 21 iban mutando y se sentía una mujer entera, ya no una adolescente recién salida de la escuelita nocturna de Temperley donde había cursado el secretariado. Salio, cerró con un giro de llave y encendió la luz del pasillo.
Pero nada pasó.
Abajo la puerta estaba abierta. Se acercó a investigar un poquito y vio un largo pasillo con una escalera al final. Todas las puertas oscuras y cerradas le confirmaban que la actividad en esas oficinas había concluido…pero… ¿quedaría alguien aun?… ¿y si entra a dar una miradita….? Lo hizo abriéndose los botones del gabán.
Laura intenta nuevamente con la luz pero no enciende. No entiende, hace un rato todo funcionaba porqué ahora no…Las bombitas bajo consumo de Taiwán no son buenas…una porquería, pensó…ya se quemó. A oscuras y apenas iluminada con la luz de la pantalla de su celular, comenzó a bajar la escalera. Estaba sola, lo haría rápido, mas rápido que otros días, la oscuridad le daba miedo.
Pero hizo 4 escalones y una sombra la saludo amablemente….
-Buenas noches….
Laura quedó helada….solo atinó a decir que el escribano no estaba y que ya había cerrado...Que era tarde y que mañana de 9 a….
Un cachetazo la derribó, lento, certero en la oscuridad, que no vio venir. La otra mano de él le agarro la boca estrujándosela, impidiéndole gritar. Un susurro le decía...si gritas te mato, perra…
Laura creyó que se moría, intentaba pedir por favor y buscar la billetera….darle algo para que se vaya, pero lo que el tipo quería no estaba en su cartera, estaba en ella misma.
-Toma…tengo algo de guita…tomá…
Una mano rápida le busco la entrepierna, la boca le hurgaba las tetas intentando con los dientes desgarrar el sostén de algodón blanco, los cuerpos se retorcían nerviosos en un par de escalones y gritar tal vez no hubiera servido de mucho.
-Decime que te gusta…dale…decime que te gusta, putita…
Laura se retorcía, temblaba, él ya le había destrozado su corpiño y le había dejado en las tetas algunos mordiscones. La mano le rompía el botón del pantalón y buscaba desesperado su entrepierna…Laura intentaba fuerzas donde no había…él le decía en un murmullo pegajoso... ¿te gusta, no?,¿¿ te gusta…?? Laura lloraba enmudecida lágrimas secas, cada músculo estaba tenso y todo su cuerpo se negaba a aceptar lo que ocurría.
La tiró sobre los escalones y cuando Laura casi había perdido su pantalón y frente a ella un pene duro le buscaba entrar, sintió que sus miedos no podían mas, no imagino que sus terrores podrían ser su única defensa…
Laura se cagaba de miedo….
Y entonces….
Un olor desagradable frenó al tipo. Seco, inmóvil en el lugar no entendía que pasaba. El miembro duro y preparado comenzaba a perder forma desconcertado por el olor que inundaba el pasillo. Laura lloraba, de bronca y de verguenza...
-Hija de puta…que hiciste….
Escaleras abajo y sujetándose el pantalón el tipo escapa a la carrera…No se da cuenta que tiene el gabán manchado.
Laura quedo llorando unos segundos en ese pasillo. Se arregló la ropa y como puede entra a la oficina.
Un minuto después volvio al pasillo con un balde y una escoba.
Ella se ha retrasado y la oficina es aun un caos. Una maquina todavía repite copias que no pidió. Laura alcanza a manotear el enchufe matándola de un solo tirón. Esta enojada, quedarse mas tiempo no le gusta, y la preocupa. El colectivo vendrá mas lleno, mas opresivo, mas lento. Y llegará a su casa, en los arrabales de la ciudad, a cualquier hora. Coqueta se retoca el cabello mientras guarda las ultimas hojas de lo que mañana firmara el escribano. No le gusta que la dejen sola. No le gusta. El reloj marca con un pitido corto las 9 de la noche. Piensa en lo que cocinará o mejor aun en el delivery de las empanadas. Al mismo tiempo que empuja el gavetero busca un labial para darle un toquecito a los labios gruesos, seductores y suaves. Ya falta poco, con los teléfonos desconectados terminará antes, nadie la molestará y pronto estará cerrando la oficina.
Afuera la calle sola no parece estar atenta a nada. Dos personas y una pareja apuran el paso hacia la estación, hay un tren próximo a Longchamps y seria bueno alcanzarlo. Apuran el paso todos juntos, menos uno, uno que se queda retrasado en la vidriera de los electrodomésticos; que mira el piso, la hora, que esta pendiente de la compañía ocasional de aquella cuadra cada vez mas despoblada. Tiene las manos en un gabán raído y los ojos ocultos por un gesto amenazante. Está solo. Solo en esa cuadra húmeda de principios de primavera. Busca una señal, una pista, algo que le sea propicio para iniciar el festín de poder al que esta acostumbrado.
La violación nada tiene que ver con el sexo, le dijo una sicóloga del juzgado antes de permitirle la salida… Tiene que ver con el poder….repetía él.
Con el poder…y esa noche se sentía poderoso.
Adentro Laura tenía todo listo. De a poco se opacaban las luces, desenchufaba la heladera de la cocinita para que se descongele y apagaba la última PC. No había mas que hacer y todo estaba bien, tenia monedas para el colectivo y algo de hambre así que esta noche seria de empanadas de delivery.
Llevaba un saquito corto, de hilo y debajo una remerita de corte americano sin hombros, que la hacia ver mas sensual y unos añitos mayor. Laura estaba cambiando su cuerpo, sus 21 iban mutando y se sentía una mujer entera, ya no una adolescente recién salida de la escuelita nocturna de Temperley donde había cursado el secretariado. Salio, cerró con un giro de llave y encendió la luz del pasillo.
Pero nada pasó.
Abajo la puerta estaba abierta. Se acercó a investigar un poquito y vio un largo pasillo con una escalera al final. Todas las puertas oscuras y cerradas le confirmaban que la actividad en esas oficinas había concluido…pero… ¿quedaría alguien aun?… ¿y si entra a dar una miradita….? Lo hizo abriéndose los botones del gabán.
Laura intenta nuevamente con la luz pero no enciende. No entiende, hace un rato todo funcionaba porqué ahora no…Las bombitas bajo consumo de Taiwán no son buenas…una porquería, pensó…ya se quemó. A oscuras y apenas iluminada con la luz de la pantalla de su celular, comenzó a bajar la escalera. Estaba sola, lo haría rápido, mas rápido que otros días, la oscuridad le daba miedo.
Pero hizo 4 escalones y una sombra la saludo amablemente….
-Buenas noches….
Laura quedó helada….solo atinó a decir que el escribano no estaba y que ya había cerrado...Que era tarde y que mañana de 9 a….
Un cachetazo la derribó, lento, certero en la oscuridad, que no vio venir. La otra mano de él le agarro la boca estrujándosela, impidiéndole gritar. Un susurro le decía...si gritas te mato, perra…
Laura creyó que se moría, intentaba pedir por favor y buscar la billetera….darle algo para que se vaya, pero lo que el tipo quería no estaba en su cartera, estaba en ella misma.
-Toma…tengo algo de guita…tomá…
Una mano rápida le busco la entrepierna, la boca le hurgaba las tetas intentando con los dientes desgarrar el sostén de algodón blanco, los cuerpos se retorcían nerviosos en un par de escalones y gritar tal vez no hubiera servido de mucho.
-Decime que te gusta…dale…decime que te gusta, putita…
Laura se retorcía, temblaba, él ya le había destrozado su corpiño y le había dejado en las tetas algunos mordiscones. La mano le rompía el botón del pantalón y buscaba desesperado su entrepierna…Laura intentaba fuerzas donde no había…él le decía en un murmullo pegajoso... ¿te gusta, no?,¿¿ te gusta…?? Laura lloraba enmudecida lágrimas secas, cada músculo estaba tenso y todo su cuerpo se negaba a aceptar lo que ocurría.
La tiró sobre los escalones y cuando Laura casi había perdido su pantalón y frente a ella un pene duro le buscaba entrar, sintió que sus miedos no podían mas, no imagino que sus terrores podrían ser su única defensa…
Laura se cagaba de miedo….
Y entonces….
Un olor desagradable frenó al tipo. Seco, inmóvil en el lugar no entendía que pasaba. El miembro duro y preparado comenzaba a perder forma desconcertado por el olor que inundaba el pasillo. Laura lloraba, de bronca y de verguenza...
-Hija de puta…que hiciste….
Escaleras abajo y sujetándose el pantalón el tipo escapa a la carrera…No se da cuenta que tiene el gabán manchado.
Laura quedo llorando unos segundos en ese pasillo. Se arregló la ropa y como puede entra a la oficina.
Un minuto después volvio al pasillo con un balde y una escoba.
11 comentarios:
Menos mal que el tipo no era adicto a la coprofagia... si no, le entraba igual
Oye Fabián... buenísimo! Me gustó mucho cómo lo has relatado, muy visual. Y el final, bueno... el final muy inesperado. Me gustó mucho. :)
Un abrazo.
ps- te dije que nunca me invitaste el alfajor! Me invitaste todo menos el alfajor! Queda pendiente para el siguiente encuentro. :)
Saludos Fabián... Pues qué decirte? Ya sábes que me gusta mucho tu forma de narrar, plena y certera. A lo que vas, nada de rodeos, abres y cierras ventanas al acto sin contemplaciones. El final es totalmente inesperado, pero más que eso inimaginable. Justamente ayer me decía alguien por el último cuento que escribí, "no sé si estás más loco por imaginarlo o, peor aún, por contarlo".
Y lo sigo pensando.
fabi! parecía predecible,..pero no! resumido e intenso. Una historia para un corto, no?
besos desde el df, te quiero y te extraño ..como siempre. Nali
Es verdad ?????
que fuerte, que suerte que la chica se cago .... de miedo
Andrea
Me gustó Fabi, muy consisa y compacta tu manera de contar, como la oscuridad de ese pasillo.
El final es tremendo.
Me enamoré un poquito de Laura.
Muchas imágenes, es como si hubiese ocurrido el lunes pasado y yo hubiera estado sufriendo en ese bondi que se imagina mientras cierra la oficina.
Muy bueno
Despei
Fabian: NUNCA antes en mi vida habia leido algo asi, realmente hay que tener coraje para escribirlo ya que no se encuentran facilmente estos relatos. Me parece que son cosas que poca gente se anima a decir o comentar y vos estas entre ellos. ¿Qué ideas habrá despertado en el inconciente de cada uno? Es algo que quedará en el interior los lectores. Muy bueno, muy interesante, todos los dias decubrimos facetas nuevas y ocultas de la realidad, la humillacion a la orden del dia y estoy convencido de que Laura ni se habrá animado a hacer la denuncia en la poli te dejo 10 puntos. Nos vemos
Matias
Me gustó!! Es una preciosura literaria. Desencadena la desesperación, la espera x lo q ocurrirá...no solo en el personaje del cuento, sino también en el lector. Ahora, quiero más!!! :)
Andreika
Hola Fabi
Muy bueno el cuento... Me pedís críticas, y no se me ocurren ... pero siendo un poco jodida, por ej., no creo que una chica de 21 años haya hecho un "secretariado", esa antigüedad creo que ya no existe... además, el citar centro, Longchamps, Temperley, depende de quien lo lea tal vez no tenga de idea del lugar en el que se desarrolla, que està muy bien resulto con la descripciòn detallada de la oficina y su persona. Pero, dejar en claro el nivel de impunidad con que se dejan en libertad a delincuentes y en fermos mentales, y el final, según interpreto, donde la escoba y el balde dan toda la imagen de la senseción de vergüenza y culpa que causan las violaciones, que obviamente no se borran con agua, empequeñece cualquier crítica que se quiera hacer.
Te quiero
Miriam
Andrea Drajzibner ha escrito a las 14:44
Me encantó tu cuento....es genial
Hola Fabi,muy bueno el relato, hace mucho que no "escuchaba un cuento tuyo" a los que estaba acostumbrada, el giro del final es tu clasico en los cuentos, la sorpresa, al principio me parecio un cuento de otra epoca, con palabras como coqueta o arrabal, denotan ciertos años en el escritor, jaja..., por otra parte pienso que la mina no tendría que haber desenchufado la heladera.
Besos
Kela
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