Muerte Digna
Llegamos a la vida sin poder decidir nada. Lleno de incertidumbres que los tiempos aclararan pero con una sola certeza.
Así como llegamos, nos iremos. La muerte, episodio inevitable de nuestra existencia nos vuelve necios, en verdad. O, vistos con humana comprensión, bastante ignorantes. Crecidos en esta cultura negadora de la muerte, poco sabemos acerca del proceso del morir. Ni tampoco parece interesarnos. A cualquier tema que refleje esta situación, rápidamente contestaremos “cruz diablo” haremos los cuernitos y creeremos que de esa manera alejaremos lo inevitable. Hasta soñar con la muerte de algún cercano puede darnos miedo y por ello eso de ...”le alargaste la vida…” Si, somos ignorantes. ¿Pero que pasa cuando alguien querido llega a la antesala en una situación así? Lo internamos en clínicas de alta tecnología, le hacemos tomografías, ecografías y análisis, lo enchufamos a diversos aparatos, le metemos tubitos y lo abrimos en cuatro. Cualquier cosa con tal de que no se muera." Pero, se muere, claro. Solo, en la sala de terapia intensiva...
Será por eso que en los escritos de esta época, las generaciones futuras no podrán leer algo así como "Sus últimas palabras fueron..." No hay nadie allí para escucharlas. (Dr. Hugo Dopaso)
La medicina actual ve como un fracaso la muerte. Parecería que no reparan en que es una situación lógica. La única certeza. No todos los médicos están preparados para atender enfermos terminales. Y mucho menos los familiares. Los alcances de la muerte digna también deberían contemplar la preparación de profesionales y estos a familiares que hagan mas piadosa la partida de un familiar. Un caso nos cuenta sobre un paciente terminal. El quería morirse. Pero cada vez que aparecía alguna complicación de salud, ahí estaban la familia y la ciencia médica peleando contra su muerte. En un momento dado, mientras la hija le daba un antibiótico, él le preguntó:” ¿Para qué, hija...? ” Y ella le respondió:”No te vamos a dejar morir”. Yo digo: A ver, ¿por qué no? ¿Por qué interferir hasta último momento, por qué no dejar morir en paz? Este hombre había culminado su vida y ya no tenía ningún interés en permanecer en este mundo en las condiciones en que se encontraba. Porque ya no disfrutaba ni de su capacidad, ni de su inteligencia, ni de sus vínculos afectivos. El se sentía permanentemente humillado en esa situación donde ni siquiera se autoabastecía para sus mínimas necesidades. Este hombre necesitaba irse; estaba preparado y deseoso de dejar este mundo. Y no tenía caso prolongar una existencia que, para él, era penosa e indigna. (Dr. Dopaso)
Y allí volvemos otra vez con la palabrita…dignidad, que algunos prefieren negar.
Tal vez por ese miedo a lo inevitable, tal vez por ignorancia.
Reflexionar para morir suele ser un alivio. Cuantas veces nos encontramos con aquel familiar, del cual ya sabemos que su vida llega a su fin. Él nos dirá con esa intuición que los caracteriza…Me voy a morir…”
Se lo dirá a algún amigo, a algún familiar…y nosotros rápidamente le contestaremos alguna mentira que creeremos piadosa…No, si estas fuerte como un toro, mañana te vas a sentir mejor….
Que logramos con eso, ¿contenerlo, motivarlo? Y… tal vez no. Porque esa persona, que ya sabe cual será su destino querrá en sus ultimas horas hablar, buscar una real contención, tal vez arreglar sus asuntos personales, decir lo que nunca dijo o sus ultimas palabras. Pero ante respuestas como las que damos evitamos abordar el tema y poco hacemos para ayudarlo realmente.
Entonces el enfermo, en su último esfuerzo se prohíbe hablar para no entristecer a sus parientes. Y es él el que necesita nuestra ayuda.
Sería largo continuar con estas reflexiones. Lo cierto es que por fin ha llegado la lógica al pensamiento que sobre la muerte tiene algunos políticos en la provincia de Río Negro. La muerte digna, correcta, con la aprobación del paciente, los médicos y con métodos piadosos y no cruentos traerá paz no solo al ser sufriente sino también a sus propios familiares. Pero lo que es más importante, pondrá fin a un dolor que solo el que lo sufre sabe de qué se trata.
Nadie mas.
Así como llegamos, nos iremos. La muerte, episodio inevitable de nuestra existencia nos vuelve necios, en verdad. O, vistos con humana comprensión, bastante ignorantes. Crecidos en esta cultura negadora de la muerte, poco sabemos acerca del proceso del morir. Ni tampoco parece interesarnos. A cualquier tema que refleje esta situación, rápidamente contestaremos “cruz diablo” haremos los cuernitos y creeremos que de esa manera alejaremos lo inevitable. Hasta soñar con la muerte de algún cercano puede darnos miedo y por ello eso de ...”le alargaste la vida…” Si, somos ignorantes. ¿Pero que pasa cuando alguien querido llega a la antesala en una situación así? Lo internamos en clínicas de alta tecnología, le hacemos tomografías, ecografías y análisis, lo enchufamos a diversos aparatos, le metemos tubitos y lo abrimos en cuatro. Cualquier cosa con tal de que no se muera." Pero, se muere, claro. Solo, en la sala de terapia intensiva...
Será por eso que en los escritos de esta época, las generaciones futuras no podrán leer algo así como "Sus últimas palabras fueron..." No hay nadie allí para escucharlas. (Dr. Hugo Dopaso)
La medicina actual ve como un fracaso la muerte. Parecería que no reparan en que es una situación lógica. La única certeza. No todos los médicos están preparados para atender enfermos terminales. Y mucho menos los familiares. Los alcances de la muerte digna también deberían contemplar la preparación de profesionales y estos a familiares que hagan mas piadosa la partida de un familiar. Un caso nos cuenta sobre un paciente terminal. El quería morirse. Pero cada vez que aparecía alguna complicación de salud, ahí estaban la familia y la ciencia médica peleando contra su muerte. En un momento dado, mientras la hija le daba un antibiótico, él le preguntó:” ¿Para qué, hija...? ” Y ella le respondió:”No te vamos a dejar morir”. Yo digo: A ver, ¿por qué no? ¿Por qué interferir hasta último momento, por qué no dejar morir en paz? Este hombre había culminado su vida y ya no tenía ningún interés en permanecer en este mundo en las condiciones en que se encontraba. Porque ya no disfrutaba ni de su capacidad, ni de su inteligencia, ni de sus vínculos afectivos. El se sentía permanentemente humillado en esa situación donde ni siquiera se autoabastecía para sus mínimas necesidades. Este hombre necesitaba irse; estaba preparado y deseoso de dejar este mundo. Y no tenía caso prolongar una existencia que, para él, era penosa e indigna. (Dr. Dopaso)
Y allí volvemos otra vez con la palabrita…dignidad, que algunos prefieren negar.
Tal vez por ese miedo a lo inevitable, tal vez por ignorancia.
Reflexionar para morir suele ser un alivio. Cuantas veces nos encontramos con aquel familiar, del cual ya sabemos que su vida llega a su fin. Él nos dirá con esa intuición que los caracteriza…Me voy a morir…”
Se lo dirá a algún amigo, a algún familiar…y nosotros rápidamente le contestaremos alguna mentira que creeremos piadosa…No, si estas fuerte como un toro, mañana te vas a sentir mejor….
Que logramos con eso, ¿contenerlo, motivarlo? Y… tal vez no. Porque esa persona, que ya sabe cual será su destino querrá en sus ultimas horas hablar, buscar una real contención, tal vez arreglar sus asuntos personales, decir lo que nunca dijo o sus ultimas palabras. Pero ante respuestas como las que damos evitamos abordar el tema y poco hacemos para ayudarlo realmente.
Entonces el enfermo, en su último esfuerzo se prohíbe hablar para no entristecer a sus parientes. Y es él el que necesita nuestra ayuda.
Sería largo continuar con estas reflexiones. Lo cierto es que por fin ha llegado la lógica al pensamiento que sobre la muerte tiene algunos políticos en la provincia de Río Negro. La muerte digna, correcta, con la aprobación del paciente, los médicos y con métodos piadosos y no cruentos traerá paz no solo al ser sufriente sino también a sus propios familiares. Pero lo que es más importante, pondrá fin a un dolor que solo el que lo sufre sabe de qué se trata.
Nadie mas.
2 comentarios:
Río Negro se la da de vanguardista, pero a la final todo importa bien poco, como los locos...
A Río Negro no hay que creerle, hay que cambiarla en serio.
Firmado, un rionegroide
Hace algo más de 3 años perdi a mi padre, en cuestión de 55 días su vida se fue consumiendo, y de ese tiempo, el 80% fue en el hospital, primero con la quimio-terapia y luego, sus últimas horas; despues de eso, decidi que si alguna vez me detectan alguna enfermedad grave, desaparece caminando o nadando o como sea, prefiero morirme debajo de un árbol. Saludos al Capitán Kirk. Larga y prospera vida.
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