Te escribo para hacerte algunos comentarios sobre una reunión que tuve el sábado pasado. No fue el 10 x 8, sino el 10 x 10. Tal vez algún día te llame para que me enseñes a hacer mi propio blog y lo ponga ahí…Empecemos por el principio.
El martes pasado recibí una llamada telefónica de Rosa, la coordinadora de “Conociéndote.com”, un lugar de encuentros al que me había suscripto cuando me separé, “invitándome” a una reunión de 10 hombres y 10 mujeres. Me indicó que, para reservar el lugar, debía hacer un depósito bancario de $ 50 antes del jueves y enviar un fax corroborando el pago.
Lo primero es lo primero.
Me aseguró que sería esa cantidad de gente, que eran todos de una edad y de un nivel socio-cultural parejo, que se haría en un hermoso restó de Palermo, y que, además, debía pagar la consumición (a la carta). Los valores de la misma oscilarían entre los
$ 15 y los $ 20.Entusiasmada por la idea de conocer gente nueva, el miércoles fui al banco Itaú a hacer el depósito correspondiente, y de ahí al locutorio a enviar el fax. El primer problema solucionado.El sábado, como correspondía, me puse mi pantalón y sweter nuevos, me peiné, me maquillé, calcé mis más altos tacos y 20:10 subí a mi auto.
Estaba linda. Me sentía bien.
Puse a Queen en el estéreo, y partí rumbo a Capital.El viaje fue un martirio. Creo que desde Congreso hasta Córdoba no llegué a poner 2º. Pero estaba de buen humor, iba cantando bajito, prendí un pucho.22:12 estacioné en Fitz Roy y Guatemala, buscando “Ada”, el lugar de marras.En un lugar no más grande que mi cocina me recibió una señorita que me indicó que la reunión era arriba.Subí por una empinadísima y estrecha escalera de caracol hasta el primer piso, donde aproveché para hacer una parada obligatoria por el toilete (soy de baja autonomía, y dos horas de viaje estaban apremiando la situación). El baño estaba sucio, no había papel, el inodoro se accionaba mediante una tanza atada a la descarga para tal fin, no había jabón ni toallas de papel para secarse las manos. Sacudí un poco las mismas (me refiero a las manos) y salí aún un poco húmeda al descanso (no estaba dispuesta a secármelas en mi pantalón nuevo, como hubiese hecho de tener el jean).Al salir me estaba esperando otra señorita que me informó que era Rosa, la coordinadora, invitándome a subir otro piso para presentarme a las demás personas.Con mis tacos a cuestas (no los uso nunca) subí otra escalera de caracol de las mismas características que la anterior para encontrarme con un lugar más chico que la planta baja donde había varias mesas juntas y un rejunte de sillas para sentarse.El lugar era francamente berreta. Mala pintura, ventanas de galpón, el piso de madera gastada. Las mesas ni siquiera tenían un mantel y las sillas eran un rejunte. Tal vez sea de la onda “vetusta” tan en boga en la actualidad y yo no lo supe entender…Como Rosa me abandonó en el 1º escalón del segundo tramo, pasé a presentarme yo misma, y acto seguido, tratar que el mozo me consiguiera una silla, que puso en una de las esquinas de la mesa (el único lugar disponible), ya que estábamos bastante apretados.Lo primero que pensé, al ver el grupo, fue que mis matemáticas estaban fallando: o yo había entendido mal, o ni por casualidad eran 10 y 10. Como de costumbre, había más mujeres que hombres. Al final de la reunión me enteré que muchos de ellos eran conocidos de Rosa a los que había convocado para hacer bulto.En el lugar donde estaba había 3 hombres y 2 mujeres con los que comenzamos a conversar. Debe haber sido lo único en que no me mintieron: la gente era realmente agradable y la pasé muy bien.Pero el tiempo pasaba y el bagre empezó a picar. A las cansadas trajeron unas cuantas pizzas (nada de menú), y yo en particular pedí una Coca light. No hubo platos ni cubiertos. Uno de los asistentes pidió que, aunque sea, nos trajeran servilletas de papel para no ensuciarnos tanto las manos.A fuer de ser sincera, debo reconocer que la gente con la que conversé era macanuda. Tenían todos muy buena onda, eran muy interesantes y tuvimos una muy linda charla. Lo que se dice un muy buen momento.Pero todo fue por propia voluntad de los participantes, porque de parte de “Conociéndote” no hubo ninguna actividad para conseguir que la gente socializara. Ni siquiera se tomaron el trabajo de hacer una ronda para que cada uno se presente.A cierta altura de la noche nos invitaron a bajar a bailar a la planta baja (por no decir que nos echaron…). La invitación la hizo el mozo, porque creo que ya el staff de “Conociéndote” estaba durmiendo en sus casas. Por lo menos yo no los vi.Parecería que bailar es la única actividad posible para que la gente se conozca (debe ser porque es lo más fácil: basta con poner música bastante fuerte, como para ni siquiera tener que hacer el esfuerzo de conversar…). Estuvo bueno. Las seis personas que habíamos congeniado bailamos “La bomba”, “El meneaito”, algún cuartetazo.Al irnos intercambiamos mails y teléfonos con la mentira de volver a juntarnos, como ocurre habitualmente.Subí a mi auto, volví a poner a Queen en el estéreo, y volví a mi casa.Fue una buena noche, debo admitirlo. Lo pasé bien. No creo que la incluya en mi biografía, pero conocí gente interesante. Como sufro de “gataflorismo” y no esperaba conocer al hombre de mi vida (ni siquiera esperaba encontrar a alguien con quien salir una segunda vez), no me sentí defraudada al respecto. Iba sin expectativas.Pero me sentí vilmente estafada por la gente de “conociéndote”. El gasto total fueron $ 50 de entrada, y $ 28 más por la “cena” (recuerdo: pizza en la mano y Coca light). $80 por un rato amable me parecen excesivos.Hoy le escribí un mail a Rosa quejándome, pero no creo que a gente que hace plata tan fácil le importe mucho. Lamentablemente hay mucha gente sola y siempre engancharán a alguien más para seguir con sus actividades.Si te interesa, cuando vaya al 10 x 8 te cuento qué pasó.Un besote.
Patricia
2 comentarios:
siempre de la ilusiòn se engorda el ganado...
Gracias Fabián!
Gracias por el primer comentario "ever" en mi blog recién nacido!
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