V. LL. 1996

Alguna vez pensé que seria imposible renunciar a vos.
Conocer el rostro de lo inaccesible.
Una mueca espantada.
Ya no soy el de antes, ahora imaginaba…
Imaginaba un faro lejano, frío y luminoso. Imaginaba el brillo de unos ojos conocidos,
Imaginaba aquel vestido escapándose de tu cuerpo.
Imaginaba un grito que iluminaba la noche.
Imaginaba que ya no tenia motivos para rezar…ni para llorar.
Imaginaba la humedad caliente de tus labios sobre los míos, fríos y desacostumbrados.
Imaginaba otras humedades, perdiéndome entre ellas y sintiéndome santo.
Imaginaba que ya todo había terminado.
Imaginaba un sol extraño, una luna con dueño, una ola con nombre en la marea. Una voz que cantaba una canción y que le cambiaba el ritmo a mi corazón.
Imaginaba una mano de dedos fríos, el nacimiento de mi júbilo.
Imaginaba que nada estaba borrado y que la memoria estaba intacta.
Imaginaba que me mirabas solo para justificar mi existencia.
Imaginaba que comprendías mis palabras y luego te adormecías a mi lado.
Imaginabas que sabias que te amaba. Y me contemplabas.
Imaginaba que no había ya mas tormentas para que me rescataras ni obstáculos en donde pudieras ayudarme.
Imaginaba que me acompañabas.
Imaginaba que ya no lo amabas ni te conmovía.
Imaginaba que nuevamente reconocía tus pasos en la vereda.
Imaginaba dos vueltas de una gran llave. Imaginaba que volvías. Que te reconocía aunque el pasillo no tuviera luz.
Imaginaba las dos orillas de tu corazón y el mío, tocándose, mezclando nuestras sangres, pegando nuestras almas que ahora estaban quietas.
Imaginaba poner fin a mi ilusión de hombre, apagar la hoguera, relucir las fotos y mirar nuevamente los videos.
Imaginaba no tener miedo de cruzarte. Ya no haría falta la casualidad para verte. Sólo el deseo.
Imaginaba que fuiste la más bella, la más buena, la más fiel. La mas profunda y grande, la mas sabia y cautelosa. Imaginaba las rosas en primavera y la lluvia enredando tu pelo, y vos protestando. Las gotas haciendo brillar la perla de tu piel.
Imaginaba que ya no te diría adiós.
Imaginaba que sonreía porque era cierto.
Lo que imaginaba duró un instante.
Y fue una vida.