Armando o Ito Cuaz como lo conocemos, es un antiguo y talentoso lector de este blog. Aqui nos deja su mirada de nuestros 3 asesinatos.
De ésta noticia han dado cuenta los diarios mexicanos y es que, como si fuera motivo de orgullo, han titulado que las grandes mafias mexicanas han decidido expandir sus influencias al sur. Y sí, hemos importado ésta forma de matar, de amordazar voces, de torturar y de cobrar con tiros de gracia las cuentas pendientes: éste es el sello distintivo de la casa. Mientras la Argentina está conmocionada por lo que nosotros vemos a diario; mientras ustedes cuentan tres muertos, nosotros les multiplicamos la cifra por diez todas las noches. Y nos dejamos de asustar, ya ni nos impresionan las palabras secuestro, tirados, encajuelados, degollados, torturados, destazados, decapitados... basta con que no nos pase a nosotros, con que la televisiòn siga transmitiendo el fracaso de nuestros deportistas en las Olimpiadas para mantenerse sentado, acostumbrado, a lo que nunca debió de haber pasado; lo que no nos merecemos, lo que paga nuestra gente; lo que ignora nuestro gobierno, nuestros policias, porque simplemente son parte de ello. Este es el verdadero "!Viva Mexico!".Nos perdemos en la indiferencia, nuestro pueblo no tiene memoria, no somos capaces de reclamar lo que nos corresponde por derecho: libertad, seguridad, equidad. Sorpendidos por el secuestro (y posterior asesinato) del hijo de un empresario, saldremos a las calles, marcharemos exigiendo lo que nosotros mismos nos hemos arrebatado. Estate atento, Fabián, mirarás en las noticias la Av. Reforma repleta de gente vestida de blanco, como en marcha nupcial, y me preguntarás dentro de poco que pasó con aquél movimiento. Te contestaré: nada. Todo se desvaneció entre promesas, discursos y demás pendejadas verborreicas que acostumbra nuestro gobierno. Todo se habrá olvidado y seguirá exactamente como está, como hemos permitido que esté.
Quedan tan pocos motivos para estar orgulloso de ser mexicano.
ARGENTINA NO TE ACOSTUMBRES.
1 comentario:
La barbarie mexicana, ya nos es inherente y sobrepasa todo intento forzado, sincero o hasta el disimulado de las autoridades políticas por aplacarlo. Y no es raro si autoridad, corrupción y delito se hermanan desde las altas esferas.
Ya nada nos asombra ni nos conmueve. Se pierde la fé.... déjà vu.
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