Cada tanto alguna inesperada invitación me revuelve del aburrimiento donde vivo.
El asunto fue la otra noche, en el indispensable barrio de Pto. Madero. La geografía del buen gusto y lo fashion sería la sede de una fiesta. ...Y hacia tanto que no iba a una fiesta...
Por suerte varios amigo/as míos también estaba invitados.
Se prometía diversión, sorteos, musica, unos cantantes olvidables para mi, una bailarina que conocí hace años personalmente y que esta tremenda y el catering de Martiniano Molina, el levitador de Casancrem
La vista desde el lugar de la fiesta era inmejorable. Y no hablo de los diques, hablo de las tetas, de las siliconas, del botox, de los vestidos, de las minifaldas de tantas chicas y gatos, jóvenes y veteranas, que se habían dado cita allí. Mis amigas, mas recatadas, ni figuraban. Ah, también varios gay, lo que hizo que mi amigo Cesar tuviera para entretenerse. Un Lalo Mir inoxidable hacia de anfitrión. Llegué junto a mi amiga Paula Despeinada Twist, luego de encontrar la filosofía Zen en el tren bala porteño. El tranvía de Telermann. Medio de transporte bonito pero tan lento que la gente envejece aceleradamente dentro de sus vagones.
Bajamos con unos años mas. Para Paula Despeinada Twist no era nada, para mi, algo mayor, fue algo serio.
Y como teníamos mas hambre que un haitiano, nuestro primer rumbo fueron las mesas. Jamás uno termina de sorprenderse de las mujeres. Había que ver el plato de Paula Despeinada Twist, desbordante de fiambres surtidos, panes variados, no había otro que le hiciera sombra. Pensé: ¿se comerá todo eso? Si, se lo comió.
Al rato llegaron mis otros amigos. Las mesas también los recibieron con fiambres no muy diferentes de los que se compran en Jumbo. Hasta ahí la mano de Martiniano no parecía estar presente. Tal vez mas tarde, pensé, veríamos la calidad de un artista gastronomico de excepción.
Lalo comienza la presentación, fuera del salón había un escenario armado como para una banda. Allí Lalo y Martiniano saludan a la gente. Lo que parece ser un discurso gracioso, se transforma en una suma de obviedades muy lejos del chispeante Lalo que conocemos. Y Martinianito, tiene menos gracia que Barreda armado. Pero la fiesta sigue, el fiambre sobre la mesa también y sin novedad y entonces, muy a mi pesar y cuando intento conversar con una colombiana escotadamente empulpadita aparece...Valeria Lynch.
Los gritos...Dios...esta mujer debe ser terrible en un orgasmo, ¡el terror del consorcio!
Después de varias canciones y de llevarse varios y sinceros aplausos, no los míos, aparece Raúl Lavie. Menemista como pocos se manda unos tangos que dejan contenta a la muchedumbre. No a mí.
Después viene Lalo y descubre el Gardel al mejor disco que esa misma noche se había ganado el ex menemista tanguero. Uh...que emoción...se me paran los pelitos...
Y después aparece la Fidalgo, terrible bestia fina.
A todo esto la colombiana solo me había aceptado un vaso de agua con gas y cuando me descuide se fue sin siquiera un hasta luego.
Las mesas seguían pletoricas de fiambres. ¿Hasta cuando..?
En eso, y sin aviso, empiezan con las cazuelas. Bueno, por fin algo hecho por el Martiniano, ahora si veríamos su mano en estas lides. El tipo antes de bajarse del escenario ya había anunciado que la comida, de hoy en mas en ese lugar, iba a ser su responsabilidad. Cuanto le pagaran a este por hacer un menú, pensé. Pero si está será por algo.
Las cazuelas fueron como un holograma. O actuabas como un pandillero o como un amigo de Alan Shencker, la única manera para conseguir la cazuelita. Aunque si te desbordaba el escote funcionaba bien con los mozos, las mozas parecían insobornables. Logre preguntarle a una rubia de que era la cazuelita, y...,miraaa, no seee, pero no me gusta....
Daba vergüenza ver a verdaderos profesionales de corbata matarse por conseguir una cazuelita, manga de mersas, ¿es que no tienen un poco de decoro? Ah, eso si, después se iban en sus autos nuevos, los grasas.
Mis amigos y yo, que somos verdaderos personajes de la sociedad, finos, destacados en lo nuestro, educados en los mejores colegios... ¡y nos habíamos hartado de salame y mortadela!, ni nos molestamos por la cazuelita. La pregunta general era... ¿vos comiste cazuela...?
La respuesta era: no...
Es decir, el Martiniano este tenía todo organizado como el orto, mucha gente no comió, ya que para comer había que bajar en la escala de la evolución humana y no todos queríamos semejante experiencia. En definitiva, con la organización de Martiniano, nos cagamos de hambre y nos hartamos de salame picado fino.
Mientras, la estrella culinaria se sacaba fotos con varias veteranas y no tanto, a quienes se les humedecía el molusco bivalvo ante ese mal cocinero pelado y fortachón. Si hasta la esposa de un amigo me pidió, discretamente, que le saque una foto con el cocinerito de fonda. Si, Esteban, la tuya.
La fiesta siguió, habría sorteos. No decían de qué. Ah, es una sorpresa, decía Lalo. Me acerqué a esas que te acomodan en la fiestas y le pregunte... ¿y ahora que onda...?
-Ahora viene el sorteo de los viajes a Aruba, el C3 y La Mosca.
Nena, querida, jamás podrás pertenecer a una fuerza de espionaje, se te escapan todos los secretos de estado.
Y así fue, dos chicas se llevaron cada una un trip por Aruba y otra, la mas turra de toda la fiesta, la mas desgraciada y la que menos se lo merecía, ya que solo yo me lo merecía, ¡se llevo el C3!
Lalo le preguntó al subir al escenario...Nena...pero vos, ¿tenes registro?
La pobre es apenas una empleadita del H.J. Recoleta, con un sueldito de $800, seguramente deberá venderlo para darle de comer a todos sus hermanitos que viven bajo el terraplén del tren Roca en la calle Vieytes..
Superado este pésimo momento apareció La Mosca. Con su típico set cumple de 15, movió un poco a las masas. La ultima canción, a las apuradas y en 78 rpm, dio paso a una lluvia que despachó a todos los presentes al interior del salón donde ya estaba lo mejor de la noche, seguramente en esto Martiniano no tuvo nada que ver, la mesa de postres.
Sin auto y en manos de mi amiga Claudia quien me llevaría hasta Temperley, apenas pude probar bocado. La ansiosa desmedida, desde el garaje y por radio, me apuraba a que deje todo y que me subiera al auto. En 12 seg. me clave algo dulce y achocolatado que no se que es y atravesando la lluvia me subí a su auto.
Por suerte en la heladera de casa aun había dos salchichas...
El asunto fue la otra noche, en el indispensable barrio de Pto. Madero. La geografía del buen gusto y lo fashion sería la sede de una fiesta. ...Y hacia tanto que no iba a una fiesta...
Por suerte varios amigo/as míos también estaba invitados.
Se prometía diversión, sorteos, musica, unos cantantes olvidables para mi, una bailarina que conocí hace años personalmente y que esta tremenda y el catering de Martiniano Molina, el levitador de Casancrem
La vista desde el lugar de la fiesta era inmejorable. Y no hablo de los diques, hablo de las tetas, de las siliconas, del botox, de los vestidos, de las minifaldas de tantas chicas y gatos, jóvenes y veteranas, que se habían dado cita allí. Mis amigas, mas recatadas, ni figuraban. Ah, también varios gay, lo que hizo que mi amigo Cesar tuviera para entretenerse. Un Lalo Mir inoxidable hacia de anfitrión. Llegué junto a mi amiga Paula Despeinada Twist, luego de encontrar la filosofía Zen en el tren bala porteño. El tranvía de Telermann. Medio de transporte bonito pero tan lento que la gente envejece aceleradamente dentro de sus vagones.
Bajamos con unos años mas. Para Paula Despeinada Twist no era nada, para mi, algo mayor, fue algo serio.
Y como teníamos mas hambre que un haitiano, nuestro primer rumbo fueron las mesas. Jamás uno termina de sorprenderse de las mujeres. Había que ver el plato de Paula Despeinada Twist, desbordante de fiambres surtidos, panes variados, no había otro que le hiciera sombra. Pensé: ¿se comerá todo eso? Si, se lo comió.
Al rato llegaron mis otros amigos. Las mesas también los recibieron con fiambres no muy diferentes de los que se compran en Jumbo. Hasta ahí la mano de Martiniano no parecía estar presente. Tal vez mas tarde, pensé, veríamos la calidad de un artista gastronomico de excepción.
Lalo comienza la presentación, fuera del salón había un escenario armado como para una banda. Allí Lalo y Martiniano saludan a la gente. Lo que parece ser un discurso gracioso, se transforma en una suma de obviedades muy lejos del chispeante Lalo que conocemos. Y Martinianito, tiene menos gracia que Barreda armado. Pero la fiesta sigue, el fiambre sobre la mesa también y sin novedad y entonces, muy a mi pesar y cuando intento conversar con una colombiana escotadamente empulpadita aparece...Valeria Lynch.
Los gritos...Dios...esta mujer debe ser terrible en un orgasmo, ¡el terror del consorcio!
Después de varias canciones y de llevarse varios y sinceros aplausos, no los míos, aparece Raúl Lavie. Menemista como pocos se manda unos tangos que dejan contenta a la muchedumbre. No a mí.
Después viene Lalo y descubre el Gardel al mejor disco que esa misma noche se había ganado el ex menemista tanguero. Uh...que emoción...se me paran los pelitos...
Y después aparece la Fidalgo, terrible bestia fina.
A todo esto la colombiana solo me había aceptado un vaso de agua con gas y cuando me descuide se fue sin siquiera un hasta luego.
Las mesas seguían pletoricas de fiambres. ¿Hasta cuando..?
En eso, y sin aviso, empiezan con las cazuelas. Bueno, por fin algo hecho por el Martiniano, ahora si veríamos su mano en estas lides. El tipo antes de bajarse del escenario ya había anunciado que la comida, de hoy en mas en ese lugar, iba a ser su responsabilidad. Cuanto le pagaran a este por hacer un menú, pensé. Pero si está será por algo.
Las cazuelas fueron como un holograma. O actuabas como un pandillero o como un amigo de Alan Shencker, la única manera para conseguir la cazuelita. Aunque si te desbordaba el escote funcionaba bien con los mozos, las mozas parecían insobornables. Logre preguntarle a una rubia de que era la cazuelita, y...,miraaa, no seee, pero no me gusta....
Daba vergüenza ver a verdaderos profesionales de corbata matarse por conseguir una cazuelita, manga de mersas, ¿es que no tienen un poco de decoro? Ah, eso si, después se iban en sus autos nuevos, los grasas.
Mis amigos y yo, que somos verdaderos personajes de la sociedad, finos, destacados en lo nuestro, educados en los mejores colegios... ¡y nos habíamos hartado de salame y mortadela!, ni nos molestamos por la cazuelita. La pregunta general era... ¿vos comiste cazuela...?
La respuesta era: no...
Es decir, el Martiniano este tenía todo organizado como el orto, mucha gente no comió, ya que para comer había que bajar en la escala de la evolución humana y no todos queríamos semejante experiencia. En definitiva, con la organización de Martiniano, nos cagamos de hambre y nos hartamos de salame picado fino.
Mientras, la estrella culinaria se sacaba fotos con varias veteranas y no tanto, a quienes se les humedecía el molusco bivalvo ante ese mal cocinero pelado y fortachón. Si hasta la esposa de un amigo me pidió, discretamente, que le saque una foto con el cocinerito de fonda. Si, Esteban, la tuya.
La fiesta siguió, habría sorteos. No decían de qué. Ah, es una sorpresa, decía Lalo. Me acerqué a esas que te acomodan en la fiestas y le pregunte... ¿y ahora que onda...?
-Ahora viene el sorteo de los viajes a Aruba, el C3 y La Mosca.
Nena, querida, jamás podrás pertenecer a una fuerza de espionaje, se te escapan todos los secretos de estado.
Y así fue, dos chicas se llevaron cada una un trip por Aruba y otra, la mas turra de toda la fiesta, la mas desgraciada y la que menos se lo merecía, ya que solo yo me lo merecía, ¡se llevo el C3!
Lalo le preguntó al subir al escenario...Nena...pero vos, ¿tenes registro?
La pobre es apenas una empleadita del H.J. Recoleta, con un sueldito de $800, seguramente deberá venderlo para darle de comer a todos sus hermanitos que viven bajo el terraplén del tren Roca en la calle Vieytes..
Superado este pésimo momento apareció La Mosca. Con su típico set cumple de 15, movió un poco a las masas. La ultima canción, a las apuradas y en 78 rpm, dio paso a una lluvia que despachó a todos los presentes al interior del salón donde ya estaba lo mejor de la noche, seguramente en esto Martiniano no tuvo nada que ver, la mesa de postres.
Sin auto y en manos de mi amiga Claudia quien me llevaría hasta Temperley, apenas pude probar bocado. La ansiosa desmedida, desde el garaje y por radio, me apuraba a que deje todo y que me subiera al auto. En 12 seg. me clave algo dulce y achocolatado que no se que es y atravesando la lluvia me subí a su auto.
Por suerte en la heladera de casa aun había dos salchichas...
7 comentarios:
Siempre me ha gustado la extraña forma que tienes de contar las cosas... tan vil, cruel, no sè. Àcido, quien sabe.
Siempre me ha gustado de igual forma.
PD. Por cierto, a mi madre le habrìa encantado estar en esa fiesta, tan sòlo por lo de Valeria Lynch. Nunca supe que le gustaba, hasta apenas me enterè cuando regresè de aquèl viaje por Sudamèrica. Que cosas.
jajaja me ha divertido el post, al final una cena entre amigos, un asadito e el patio es mucho mejor con mas sabor y divertido que todas estas fiestas conchetas, donde la gente como y dice rico aunq tenga ganas de vomitar, pero hay que ir para parecer que tenes clase, y es como vos decis los "sres" se matan por una casuelita. Esto me hace acordad a las cenas del aniversario que realizabamos de una Peña de Tango a la que perteneciamos con Ernesto, preguntaban que por el menú y aclaraban, nosotros no cenamos de noche y cuando los veías comer pensabas que era cierto que no cenaban desde la ultima cena a la que habían asistdo, eso si creo que ni almorzaban, y que te digo de vino, una cosa de locos, esos que dicen que solo toman agua mineral hacían defilar las botellitas vacías por debajo de la mesa. Y los platos fr tortas, mmm ¡eso que engordan!!! las mujeres se llevaban en una servilletita en la cartera, eso si miraban para ver si no las veían, todo esto en un salon de primera y con servicio de de catering. Pobre de nosotros que bajo hemos caído.
De todos modos de la forma que lo contaste con ese sentido del humor¿o mal humor? tan particular me hiciste reir.
Un saludo
Anngiels
www.enmemoriadetuamor.blogspot.com
PD: recibiste los libros del Martincito Caparrós?
hace unos años, cuando bailaba en un boliche, me vinieron de regalo dos autos de puta madre, mis tetas y mi buen culo todo lo pueden, y pudieron darle de comer a muchos chicos de la calle.para eso estàn los boludos...ese es el lado positivo.
Saludos.
jajajajjjaj Pero Perro si tenias hambre me tenias que dejar dicho te fleteo una milanesa de las que hago yo y listo. Me extraña araña!! A esos agapes hay q llegar comiditos y disponerse a beber y beber..(bueno mirar y tocar tambien obvio si llega...)Martiniano estaba ahi para PROMOCIONARSE EL !!!!!!!! jajajajjaaj no iba a cocinar Perro !!!!!!!! ajajajaj Los cursitos de $ 300 hacen que el Gato (no ese no.. no no ese tampoco ..ts pero nooo !!) Dumas se revuelva en su propio espiritu etilico !!!
Fabi termino siendo una mezca de Cambalache y Rubia Tarada !!!
Salvo por Colombia y sus postres...
..."Nena, querida, jamás podrás pertenecer a una fuerza de espionaje, se te escapan todos los secretos de estado...." jajajajjajjajjjjaajajjajajajjajaj
Me hago pis
El C3, (q solo merecias VOSSS)
se lo llevo el gatito Petters ajajajaajjajaaj mamita !!
La proxima con brasucas y todo te llevas el tupper con la milanga.
Me mori...
BESO
UNITO SOLO
KLAU
Yo comi casuelita... Y no estaba fea. Porsupuesto que tenia gusto a poco.
La fiesta fue de puta madre... lavie hecho mierda, Valeria lo + y la fidalgo ya la describiste vos.
Y a mi no me nombraste entre tus amigos discretos y recatados... Flojo lo tuyo... jajajja..
Yo no prove los dulces y en mi heladera no habia nada...
EL POLAKO.-
Haceme acordar que jamas te invite a mi fiesta de cumpleaños...
A mi siempre me dio mucha curiosidad esa clase de reuniones, pero por lo que contas...me sigo clavando el tetra con los pibes en la esquina de casa...
Javier
La próxima andá al restaurante de Fer.
No será tan glamoroso, ni estará Valeria Lynch, ¡pero se come como los dioses! (también es egresado del Gato Dumas, como Martiniano, pero sabe cocinar)
Besotes
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