viernes, 7 de marzo de 2008

A veces actos extremos como reventar un telefono contra la pared puede hacernos sentir confortablemente humanos.
Ahora tengo un inalambrico.

2 comentarios:

ItoCuaz dijo...

los inalambricos estallan mejor...

Sol dijo...

Yo siento unas ganas enormes de destrozar cosas a veces... aunque hasta ahora ningún teléfono. Pero siempre hay una primera vez, no? ;)